Pocos saben que el caudillo de la Revolución tuxtepecana llegó a la presidencia de la República, bajo el lema de "no reelección". Con razón nos dice Arnaldo Cordova, en su libro La ideología de la Revolución mexicana (parte de una trilogía), que un país desangrado por guerras intestinas e invasiones, se echó a los brazos de un proyecto liberal militarista, porque lo que más anhelaba era paz y Porfirio Díaz, si bien ya había fracasado con el Plan de la Noria, está vez encontró un escenario propicio para desplazar a Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias. Méndez fue su lugarteniente. En 1880, cuando termina su periodo (entonces eran de cuatro años), coloca a su compadre don Manuel González. Sus testaferros modifican la Constitución para aprobar la reelección y que el líder moral, se pudiera eternizar en el poder. Da la casualidad que también se fascinó por las obras faraónicas. Edificios afrancesados, ferrocarriles (le celebran sus nostálgicos que aquí haya completado 20 mil kms de vías férreas, cuando los ingleses, en la India, que era su Colonia, tendieron 90 kms en ese mismo período. También fue seducido por los científicos. Gobernó con el grupo de los científicos. Recuerden que gobernó con la arenga de " mucha administración poca política. La frase " Mátalos en Caliente", que relata Enrique Zayas, probablemente nunca la pronunció, ni tampoco su lacayo, el gobernador Terán, la recibió, pero ilustra la política represiva del dictador. También el General Díaz, interpuso entre el Presidente la figura de los Jefes Políticos, que Amlo, los llama delegados de bienestar. Gradualmente anuló a la Suprema Corte hasta convertirla en una comparsa. También se dobló ante los Estados Unidos al permitir que las Compañías Deslindadoras despojaron de sus tierras a individuos y pueblos y que Compañías Petroleras se apoderaran de nuestros yacimientos. Hizo del Poder Legislativo, una oficialía de partes donde se le aprobaban sus iniciativas " sin cambiarles ni una coma". Claro que había elecciones, pero competía con bufones, que personalmente seleccionaba. Quien se atrevía a competir con los candidatos porfiristas, de antemano sabía que se enfrentaba a una elección de Estado, si se decidía a hacerlo de manera independiente. En la última elección que participó, para el período 1904-1910, porque esta vez se ampliaba el mandato de cuatro a seis años, fueron menores las persecuciones contra Madero, primero porque estaba seguro de avasallarlo electoralmente y segundo, porque tenía un adversario perteneciente a las élites económicas, que en caso de ganar, no alteraría las relaciones económicas dominantes. Como fue Madero no sólo choca con quienes tenían reivindicaciones sociales, sino que ni siquiera licencia al Ejército Federal de Porfirio Díaz, por el contrario, licencia al ejército revolucionario. El Plan de la Embajada lo expulsa y coloca a Victoriano Huerta. Lo que radicaliza a los revolucionarios y no únicamente plantean la sustitución del personal que gobierna sino la estructura semifeudal que venía desde la Colonia.
Los tres tomos que escribió el ilustre historiador José C. Valadez y los diez tomos que coordinó don Daniel Cosió Villegas, los completa una investigación que realizó Jorge H. Jiménez, para obtener su doctorado en Estados Unidos, recepcionada en un magnífico libro titulado: Empresario y Dictador. Porfirio Díaz, donde documenta que igual que Andrés Manuel López Obrador, su familia aparece como accionista, resaltando la escandalosa corrupción que acompaña a la dictadura, que le permitió vivir, rodeado de los más grandes lujos en París a don Porfirio y a su familia, que hoy, según sus aludares, por haber hecho historia, reclaman un lugar para el tirano en la Rotonda de los Hombres Ilustres.
Como pueden ver, Andrés Manuel López Obrador, también llegó a la Presidencia, bajo la bandera de " la verdadera democracia" y una vez que llegó: empezó una guerra sin cuartel contra el INE, hasta someterlo, al grado de tener una consejera presidenta que ante la queja de la oposición de que los gobiernos morenistas le destruyen su propaganda, responde que ese es un asunto moral. De última hora ha promovido un golpe técnico al TRIFE, para tener magistrados electorales que resuelvan a favor de Morena. A su llegada promovió una campaña contra los partidos políticos, con la argucia de reducir a la mitad sus participaciones, sabiendo que como Morena hoy está en el poder, quienes se opondrían serían sus contrincantes y la población se iría contra los opositores. Su propuesta de reducir de 500 a 300 los diputados, tiene el mismo fin, culpar a los partidos de consumir innecesariamente el presupuesto, pero además al enfilarse contra los pluris, busca que las minorías queden sin representación. Su propuesta de hacer que los libros de texto resalten el comunitarismo frente al individualismo, pretextando que el primero inculca la solidaridad y el segundo la competencia, muestra que en el fondo pretende hacer prevalecer una concepción orgánica, holística, totalitaria de la sociedad que más tarde que temprano termine por sustituir el voto individual (porque lo que queda claro es que reniegan del individualismo que dejó atrás la sociedad estamental y piramidal del feudalismo) por una concepción, donde el individuo, valga por el mismo y no como Morena, lo quiere, por el cuerpo al que pertenece.
Con su proyecto de que los ministros, magistrados y jueces sean electos por quienes ni idea tienen de cuales son sus funciones, no es otra cosa que sujetar a los operadores del derecho a los partidos que los postulen y al cual se deban. Hacer de la democracia un instrumento para sustituir la función de órganos especializados, llevaría a pretender que los dilemas científicos no se resuelvan conforme lo manda la ciencia sino a mano alzada. Evidentemente no es más que otro mecanismo para tratar de concentrar los poderes de ejecución, deliberación y juzgar en un sólo partido o persona ¿Por qué Morena, no somete a plebiscito o referéndum los impuestos? Porque bien sabemos que como los impuestos no son populares, nadie votaría a favor.
Miren que paradojas. En Estados Unidos la Constitucionalidad de las leyes está en los jueces, es decir, velan porque una ley no contradiga a la Ley Suprema, mediante su no aplicabilidad. La justicia constitucional no es unitaria, no la vigila un Tribunal especial sino está dispersa, pero aquí, se ha dado un golpe a la legalidad, desde el momento que se retrocede a la característica principal de toda ley, que es su generalidad y que es lo que la Reforma al Amparo, despoja.
Con la campaña de desprestigio de Medina Mora, empezó su escalada contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hasta atreverse el repugnante de Cuitláhuac, de quemar simbólicamente en ataúdes a los ministros. Amlo metió como ministra a una mujer que plagió su título y que deshonra al Máximo Tribunal. Colocó a Lenia Batres, impedida por su filiación morenista y su nula calidad profesional. Tiene las puertas abiertas para lograr en noviembre completar sus cuatro incondicionales, que pondrán fin al control constitucional, porque se necesitan ocho de once ministros para detener una ley que viole la Constitución y con cuatro, ya habrá los ocho autónomos. Amén de que si gana Morena el próximo 2 de junio, podrá ir reemplazando cada uno de los ministros por incondicionales, consumando el asalto total del poder judicial y teniendo un poder legislativo que está impedido de deliberar y quitarle hasta una coma a las iniciativas del presidente, pues ya estamos frente a un porfirismo sin Porfirio Díaz.
Los Veracruzanos no tenemos otra alternativa para frenar el neoporfirismo que representa Rocío Nahle, que votar por Pepe Yunes, que representa la insurgencias democrática y la reivindicación republicana.
Para ponerle fin a un gobierno que desde las Mañaneras aliente el odio y la difamación contra los que no piensan como él, echar a los morenistas dedicados a robar y a entregarle la plaza al narco, no hay de otra más votar contra los que intentan hacernos sus cómplices por apoyos que no salen de sus bolsillos. Levantémonos contra los que no construyen ni escuelas ni hospitales, pero hipotecan la nación para comprar votos y casas para ellos.
Hoy no se llama mátalos en caliente. Se llama Mañaneras. Desde ahí se crucifican periodistas, empresarios y políticos rivales. Hoy Amlo, tiene la Mesa de Judicialización, donde se arman expedientes contra los enemigos de Morena. El jefe del pelotón se llama Arturo Zaldívar. No cabe duda que Porfirio Díaz, vive... en el corazón y la mente de Amlo. Esta vez no habrá reelección material pero si espiritual. Amlo reencarnará en Claudia. Bueno ese es plan de los morenistas. El ciudadano tiene la palabra. |
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