Que lamentable que haya hombres y mujeres en el PRI, que no quieran entender que la derrota que sufrió en el año 2018, no sólo fue electoral sino también cultural.
En la pasada contienda interna para renovar el Comité Directivo Estatal, sin tenerlo contemplado originalmente, me incliné abiertamente por quien se enfrentó a la fórmula impulsada por duartistas y fidelistas, y no lo lamento, porque creo que Marlon ha cumplido cabalmente con la tarea de reagrupar las fuerzas locales del tricolor, como la primera asignatura para emprender los retos inmediatos y los de largo alcance.
No tengo duda que la toma de las instalaciones del Comité Ejecutivo Nacional por Ulises Ruíz, agrega un grano más al descrédito del PRI, por lo que es a todas luces reprobable y más, tomando en consideración que se hace violentando sus reglas.
Sin duda alguna la pérdida de varios estados, el pasado 6 de junio, hace inaplazable la renovación de su directiva nacional, en quien recae, en primer término, la responsabilidad de esta grave derrota, que muestra que no ha hacho prácticamente nada que no sea a su beneficio personal.
Pero nada resolverá de trascendencia la sola circulación de élites sino se acompaña de la creación de una Comisión con Facultades Resolutivas que resuelva sobre sus valores, creencias, prácticas y reglas.
El PRI no necesita de respuestas anodinas, como las que se le están dando a Ulises. Ulises seguirá creciendo con esas respuestas que causan pena ajena. No confundamos el mensajero con el mensaje. La respuesta la demanda el mensaje no su mensajero.
La respuesta al malestar que existe al interior del PRI debe darse de manera integral. El cambio de la jefatura nacional es impostergable y donde localmente se haya fallado también. En Veracruz Marlon se ganó su permanencia estatutaria y para evitar que se froten las manos los duartistas y fidelistas, debe ser apoyado.
Junto a su renovación nacional, el PRI debe sacudirse de vividores. Nada contribuyen a recuperar la credibilidad del PRI esos y esas que de pronto se les descubren bienes no ajustados a sus ingresos ni que hayan colaborado con sus adversarios.
El PRI tiene que volver a ser un partido de gente honorable. Tiene que darse un pertrecho ético. No debe evadir las elecciones internas. Cero nepotismo y amiguismo. Debe redoblar su compromiso con las causas sociales. Combatir de frente corrupción. Luchar contra cacicazgos. Sustituir la lealtad personal por la lealtad institucional. Debatir públicamente los méritos de sus abanderados. Premiar la congruencia programática e ideológica de sus cuadros. Preparar para el servicio público a sus jóvenes. Ensanchar las oportunidades a las mujeres
En la actual dirigencia local existen mujeres brillantes, hombres y jóvenes que pueden hacer del PRI, el partido que reclaman la sociedad y los nuevos tiempos. |
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