Para inicio de 1938, los gobiernos surgidos de la Revolución de 1910- 1914, seguían buscando la correlación de fuerzas que favoreciera el rescate del petróleo mexicano, que estaba en manos de empresas extranjeras. Las convenciones de Bucareli, que no tratados, realizadas por representantes mexicanos y estadounidenses, llevadas a cabo durante el gobierno de Obregón, habían dado lugar a reclamos para que fueran indemnizados gringos supuestamente afectados por la Ley del 6 de enero de 1915 y la aplicación del Artículo 27 constitucional, que anticipa tensiones futuras entre ambas naciones, por lo que inhiba la Reforma Agraria y el rescate de nuestros recursos. Por cierto a mi siempre me ha llamado que siendo tan breve la relatoría de esas convenciones, impresa en los dos idiomas de los protagonistas, que me parece inexplicable que en lugar de leerse, les personas se pongan a dar rienda suelta a su imaginación y se pongan a decir un montón de barbaridades que nada tiene que ver con ese texto.
Aplicar el artículo 27 constitucional no era fácil porque las compañías extranjeras alegrarían improcedencia en la retroactividad, no obstante que en rigor no cabe invocarla cuando se trata de un acto fundacional o de un nuevo Estado, donde las viejas leyes toman su validez de la recepción que haga de ella la nueva Constitución. Lo otro era irse sobre la ilegalidad de sus campos a partir de que sus campos eran producto del despojo que habían perpetrado contra los antiguos y verdaderos propietarios de las tierras, actos únicamente respaldados por los grupos armados comandados por su empleado el general Pelaez.
La única vía que quedó para consumar el rescate, fue alentar el reclamo de los trabajadores para regular sus relaciones obrero- patronales y dada la prepotencia de los dueños de las empresas, era de esperarse que no aceptaran la resolución de la controversia y así fue. Las compañías extranjeras rechazaron rechazaron el laudo favorable a los trabajadores y se declararon en rebeldía, por lo que Lázaro Cárdenas, intervino para hacer valer la soberanía de la nación, expropiando los bienes de esas empresas y nacionalizámdolos. Ese acto se realizó en una coyuntura protagonizado por un Estado con una autonomía relativa si no respecto al llamado " capital colectivo " si en relación de los capitales concretos, y una atmósfera internacional donde los Estados Unidos ya estaba amenazado por el régimen de Hitler, en cuyo inminente enfrentamiento nuestro vecinos necesitaban de México. Dada la reacción de los sectores patronales y la escisión del general J. Andreu Almazán , que daría férrea batalla en las elecciones por comenzar, el cardenismo en adelante, como bien lo dice Luis Javier Garrido ( asesor hasta su muerte de Amlo ), privilegió la consolidación de su nacionalismo, que inclusive, orilló a Cárdenas a inclinarse por un sucesor moderado, como resultó Ávila Camacho, con su política de unidad nacional, ante un mundo envuelto en guerra.
Es costumbre atacar toda nacionalización como socialista o comunista, por ignorancia o mala fe. En primer lugar ninguna nacionalización en México ha respondido a ello. El petróleo se expropió y nacionalizó porque había que rescatar un recurso que se estaba manejando únicamente en beneficio del capital internacional. Lázaro Cárdenas destruyó la gran hacienda y los latifundios para liberar al peón, con el objeto de desarrollar el mercado de trabajo que necesitaba el capital para la acumulación de capital y las nacionalizaciones que realizó , lo hizo para transferir plusvalía. Los ejidos colectivos sólo desvaloraban, es decir, insentivaban el valor de uso, pero no el intercambio de equivalentes. Ninguna empresa nacionalizada se puso en manos de los trabajadores. La historia no registra un consejo de fábrica que produjera una nueva orientación de las empresas y menos que escalara hacia un tipo alternativo de representación política. Hubo nació realizaciones como la de la Banca, que nunca hubo la intención siquiera de transformarla en pivote del desarrollo económico, no, quedó igual como cuando era privada, que cuando se privatizó nada que no fueran innovaciones técnicas, la cambiaron.
Los problemas de PEMEX no son sólo administrativos y de caja, como los ve el agrónomo Octavio Romero Oropeza. Los problemas de esta paraestatal le vienen de que no fue nacionalizada para que sirviera a la nación sino a la transferencia de recursos al gran capital. Es cierto que reducir la carga impositiva ayudara a la empresa como la eliminación de subsidios por parte de Peña fue trascendental pero preocupa que desligada de los ingresos del Estado, solo sea un saneo para su venta. El petróleo en estos momentos sigue siendo un bien público y como tal no debe estar en manos privadas. No soy de los que piensan que los energéticos deben deben ser propiedad particular. Hay de monopolios a monopolios. Si no somos capaces de distinguir la función de los privados de los públicos vamos a terminar escriturándole hasta el aire al capital y respirará el que tenga para pagarlo. Falta poco si tomamos en cuenta que la prolongación de la vida ya en muchos casos depende de quien tenga para comprar órganos y transplantárselos.
Cuando escuché decir al director de PEMEX que la corrupción es una cuestión cultural, lo único que preocupa es que siga como tal después que el grupo que hoy gobierna se escandalizó y linchó a Peña cuando dijo lo mismo. Tal vez continúe en su puesto al confesar que que hizo una pregunta al qué le explicaba las variaciones de la presión de los ductos. Imagínense preguntó: " por qué esa variación " . Y después de haber hecho esta pregunta que a cualquier Nobel dejaría babeando, fue con el presidente y lo que a él le había costado mucho trabajo comprender - dijo- el presidente, de inmediato lo entendió. Ya para que confiese tener un coeficiente menor, es de preocuparse que en estas mentes esté la empresa más importante de México. Por un lado hay que reconocer que tiene el valor de aceptar que le dejaron una empresa pujante, pero por otro no creo que sea ético ocultar que ya para irse Peña se anunciaron descubrimientos de yacimientos que hoy se los están adjudicando y por el otro nada informa de que ellos hablaron de haber colocado primero 8 mil millones de dólares en bonos y después otros 5 mil millones de dólares. Tan poco da cuenta de que en el 2000 los gobiernos priistas dejaron con 104 mil obreros a la empresa y que los panista duplicaron esa nómina, pero con puros administradores.
El principal problema que hoy tiene PEMEX, es que tiene al frente a un agrónomo que únicamente ve los problemas de caja, sin darse cuenta que nacionalizar o privatizar es un acto que depende de la coyuntura, que puede ponerla a salvo de los capitalistas en particular, pero no del capital colectivo, si no se reorienta y socializa , para que deje de transferir capital a los monopolios privados. |
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