Si las condiciones se dan y todo marcha viento en popa y no pierdo ningún vuelo y Dios lo permite, para este miércoles, cuando los lectores estén leyendo esta nota, debo tomar un vuelo Veracruz-México-Madrid. Voy de pisa y corre, escasamente una semana, debo regresar a votar porque los votos todos cuentan y el mío debe de contar. Asuntos personales me llevan a un viaje rapidito. Ahí les cuento desde allá cómo anda todo, sin olvidar mi aldea, que está calientita porque vienen las elecciones del día 2. Me dicen los corresponsales que Madrid está bien, no hirviendo como en esta nuestra Orizaba. Allá el clima está a 18 y hay máximas de 20 y mínimas de 9. Pedro Martínez, el gran jefe de concierges del hotel Liabeny, adónde llego, ya me tiene listo el par de boletos para ir a ver al Real Madrid en su último juego de liga, antes que lleguen a Wembley a la gran final de la Champions, y la despedida del gran Toni Kroos. Caminaré La Gran Vía y buscaré sus extraordinarias librerías, en busca de mis escritores favoritos, como Juan Eslava Galán y otros más.
LA FERIA DEL LIBRO
Mientras eso ocurre, ayer con un calor infernal me fui a la Feria del Libro de Orizaba, en el Centro de Convenciones, donde antes estuvieron los cines. Fui como a las 7, ya que bajara la calor, diría Minga, una gente de mi pueblo. Buscaba el libro de la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, quien fue galardonada con el Premio Pulitzer en la categoría de Memoria o Autobiografía por su obra ‘El invencible verano de Liliana’, la cual aborda el feminicidio de su hermana menor ocurrido en 1990. No lo había y compré otro de ella, al igual que uno de un duelo de Vargas Llosa con García Márquez, nada que ver con aquel descontón que le dio el peruano al de Macondo. Esa es otra historia. La Feria tiene espacios buenos, estacionamiento gratis, salas acondicionadas donde los autores de libros y obras exponen. Orizaba es una ciudad culta, leída e instruida, diría Kamalucas, una gente de mi pueblo. Me gustan los libros, soy ratón de biblioteca y ahora que salgo a Madrid seguro me traigo unos poquitos, no muchos porque el peso luego es canijo y las aerolíneas se ponen pesadas y mamilas. Dejo un poco la campaña veracruzana, no mucho, seguiré pendiente del caminar de Pepe y Miguel Yunes y de las y los candidatos. Veracruz viene en la recta final. Pepe Yunes ahora mismo anda en Rio Blanco y Ciudad Mendoza, donde Roque Escobar, un militante en serio, desde anoche con su tribu embellecieron y pusieron al tiro el campo de béisbol de Ciudad Mendoza para dejarlo como el Yankee Stadium de Nueva York, para que luzca hoy el mitin de Pepe Yunes y luego se va a Rio Blanco, la cuna de los obreros. A Veracruz ya se le ve la luz al final del túnel. No nos merecimos este gobierno tan chafa que nos tocó, mas ahora que los tránsitos del estado andan delinquiendo por todas partes y a Orizaba la han tomado de botín, deteniendo a jóvenes que, tomen o no tomen, para sacarles hasta 12 mil pesos sin recibo. Pero eso se les acaba llegando Pepe. Ahí les platico cómo voy.
|
|