“Ese es nuestro nivel, no pidamos más”, decía un cronista de televisión, después de que, al terminar el juego, México fracasaba por milésima ocasión. Y comenzaron a disparar obuses en las televisoras. Todas se sumaron al linchamiento. Para males, la Selección Nacional por medio de sus directivos subió un mensaje en tuiter que daba pena y vergüenza, argumentaban que de algo les sirvió para empoderar a algunos jugadores. Una farsa. Y el linchamiento vino en las redes, sobre las televisoras y más sobre Emilio Azcárraga y un poco para el tío Richie, Salinas Pliego. Dónde encontrar culpables si todos habían jugado pura basura, el Santy, que vendría a golear no anotó un gol, la media no servía, el extranjero colombiano, Julián Quiñones, que llegaba de salvador de la selección solo se convirtió en otro bulto más. Lo justificaban diciendo que no lo pusieron en su lugar debido, pero a todas horas que le llegaba la pelota la perdía. Jamás un naturalizado ha hecho cambiar a la selección. Atrás quedaron los días de Ramón Ramírez, Cuauhtémoc Blanco, Claudio Suarez, Hugo Sánchez, Alberto García Aspe, Jorge Campos, Jared Borgetti, Benjamín Galindo, aquellos no se rajaban y se iban contra todos, no importaba si fueran Brasil o Argentina. Aquí temblaron con Venezuela, Jamaica y Ecuador, pura quinta división y los mexicanos ya andan en la octava división. Los conocedores aseguran que se debe a varias causas, una a que no hay ascenso ni descenso y no brotan nuevos jugadores, dos: 8 extranjeros jugando en cada equipo, es decir solo 3 mexicanos y tres: que casi todos van a la liguilla de 18 van 10. No pasará nada, señalan que Jimmy Lozano no es el entrenador adecuado, pero aunque traigan a Ancelotti nada pasará. Los bultos que alinean no son los adecuados. Nos salvamos de seguir haciendo el ridículo, porque nos tocaba Argentina y otra goleada de 7-0 ya no la aguantamos. Además, no pasa nada, México como país sede no necesita calificar al Mundial 2026 y las televisoras y los dueños están felices en que los juegos en Estados Unidos, donde está el mercado potencial de las taquillas, no sufrió ningún trastorno, ayer mismo jugaba América-Tigres y metieron 65 mil aficionados, todos pagando en dólares. No pasa nada. “Que no haya ilusos para que no haya desilusionados”, diría Gómez Morín.
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