Como en el caso del atentado a JFK, hubo muchos errores. El disparo que por poco mata a Donald Trump, a sus 78 años, aunque algunas versiones señalan que la herida fue porque el disparo del francotirador dio en el Telepronter, ese cristal que se usa para los discursos y ahí van leyendo los políticos, cuando Kennedy el error del Servicio Secreto fue no haber peinado bien la zona donde desde las azoteas y un puente y el famoso edificio de la librería Oswald le disparó a Kennedy, Oswald y otros en Dallas, Texas. Donald era un expresidente, cuando la bala o el cristal le pegó en la oreja y al darse cuenta que sangraba, se tiró al suelo, el Servicio Secreto comenzó a operar y cubrieron su cuerpo con el de ellos, siguiendo el protocolo que marca esos incidentes. CNN en español comenzó la cobertura y no la dejó hasta las altas horas de la madrugada del otro día. No era para menos. Cuando anunciaron entre ellos que el tirador había sido abatido por otro francotirador de élite, entonces levantaron a Trump y casi cargando sus 120 kilos lo llevaron a la camioneta y huyeron al primer hospital. Los protocolos del Servicio Secreto, eso lo he visto en documentales, indican que un presidente o candidato, cuando lo tienen en actos de campaña, lo primero que anda tras de ellos es una ambulancia donde llevan su tipo de sangre y toman en cuenta cuál es el primer hospital cercano al acto para llegar rápido y salvar la vida al herido. Lo llevaron al cercano. Las agentes femeninas del Servicio Secreto, atentas con la pistola en la mano, aguardando lo que pudiera venir. Siempre en un atentado a un político hay sospechas de que pueda ser un acto terrorista y atrás de eso llegue la bomba o el explosivo. El cerco de seguridad estuvo bien implementado, al entrar a un acto pasas los arcos que detectas si hay armas, el asunto es que no checaron las azoteas y desde una de ellas, a 150 metros, disparó el tipo y por poco le quita la vida a un candidato presidencial que va arriba en las encuestas y que inquieta a los demócratas y a Biden con su coco desorientado. No sería anecdótico, llegaron periodistas y cuenta uno de ellos de la BBC que alertó a un policía que vio a alguien dirigirse hacia las partes aledañas con un rifle en la mano. Algo similar a aquel que se habló en Dallas que llegaron a tirarle desde la cerca del frente al presidente Kennedy y luego caminando con su rifle se fueron varios de ellos a las estaciones del tren, la gente los confundió con gente de seguridad, cuando eran parte del complot. La tele comenzó a hablar de esos crímenes, desde el de Lincoln pasando por el de JFK y el atentado a Ronald Reagan (1981) a sus 70 años, que por poco le cuesta la vida cuando era presidente y que, cuando iba subiendo al auto, le disparó el tirador y el Servicio Secreto no se dio cuenta que el presidente iba herido, hasta que notaron que había sangre en su ropa y al hospital cercano llegaron para salvarle la vida. Atentados a políticos y magnicidios siempre habrá. Nunca falta un loco o un idealista o un complot de algunos para cambiar las señales en los gobiernos. Marios Aburtos, el de Colosio, habrá siempre. O John Hinckley Jr., el de Reagan. Por lo pronto, este tiro del francotirador cambió el panorama este sábado, para volverlo un sábado de atentado, con todo y que es víspera de las finales, la de tenis de Wimbledon, la de España-Inglaterra y la de Colombia-Argentina en futbol, pero eso ya será el domingo en todo el día. Los memes comenzaron a llegar, los dos mejores fueron el de Joe Biden, diciendo: ‘Lamento el atentado al presidente JFK’ y el otro: ‘El tirador era de la Selección Mexicana.
Por aquello de que siempre fallan.
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