Como suele la muerte llegar, a veces, intempestivamente, tocó la puerta de un buen amigo Héctor Manuel Lamoglia Ruiz, cordobés-orizabeño, afincado en Córdoba por años. Un hombre que ya está al lado de su fallecida esposa, Georgina. Vale Lamoglia, como se le conocía, era un amante de las décimas y las espinelas, hasta parecería que nació cuenqueño, como esos grandes bardos; amante del son jarocho y de los bailes veracruzanos, aquellas grandes y legendarias fiestas en el Club Moctezuma de Orizaba, no se recordarían sin su presencia y su mano. Era también gran conocedor de los toros, taurófilo de experiencia, una gente instruida y leída al que, dejé pendiente enviarle un relato de la muerte de Manolete, escrito por el gran Juan Eslava Galán, en su libro Los años del miedo. Ya no se pudo. Lo extrañaremos en el grupo de los jueves, donde cada cumple de cada uno de nosotros, nos brindaba con una décima muy suya. Descansa en paz, querido Vale, a sus 80 años dejó esta tierra y vuela hacia el encuentro con el Señor, y a tu familia nuestro más sentido pésame.
EL PREMIADO FADANELLI Y ALEGRE REYERO
Hace unos días, en el bellísimo ex convento de San José, que el INAH y la arquitecta Irma Becerril cuidan como la niña de sus ojos, y el ayuntamiento de Juan Manuel Diez, le mete más inversión, ahora le están ubicando un elevador panorámico como el que está atrás de Palacio Municipal, para que la gente pueda subir con comodidad, porque se ha vuelto lugar de moda para bodas y llega mucha gente. Es un templo de franciscanos y cada paso su belleza contagia, parecería que estamos en Europa en sus bellos y viejos castillos. Pues allí llegó el alcalde y los pintores y el gran maestro fotógrafo, Horacio Fadanelli Abascal con el pintor Edgar Alegre Reyero, le rindieron homenaje a dos ya fallecidos, Sergio Martínez, el mejor dibujante del mundo y el gran Vicente Sánchez Largher. Fadanelli presenta la exposición del Pico de Orizaba, es la gente que más ha retratado el volcán, desde hace muchísimos años, sus fotos son extraordinarias, alguna vez Dante Delgado lo invitó y presentó en el Senado de la República unos cuadros, fue también reconocido por la ciudad al ser distinguido en el año 2022 como un personaje orizabeño. Edgar Alegre, por su parte, muestra su catálogo de buenas pinturas. Vayan y visítenla. No cobran.
EL EMBAJADOR DE MEXICO EN RUSIA
Mediodía de casi fin de año, mañana típica orizabeña, lluviosa, con neblina y chipi chipi. Pactamos una plática con el embajador de México en Rusia, Eduardo Villegas Megías, orizabeño, escritor y filósofo de 45 años que, hace un año, el presidente AMLO lo nombró a esa importante Embajada donde se encontró con el poderoso Vladimir Putin y una anécdota afloró en las redes, cuando se presentaron con sus cartas credenciales, Vladimir supo que Eduardo cumplía años y le cantó el happy birthay, me imagino que en ruso, lo felicitó y eso fue una distinción para México. Aprobado y palomeada por el Senado de la República, hijo de Juan Pablo Villegas, maestro de las artes en el Irbao y Susana Megías de Villegas, era Coordinador General de Memoria Histórica y Cultural de México, y allí cuentan que doña Beatriz Gutiérrez Müller le dio el visto bueno. La charla fue en el antiguo hotel de France, hoy Gamma, en su bello patio central, como europeos pedimos unos tés y me comentó que en la Embajada encontró 10 diplomáticos, 18 trabajadores y 4 agregados militares. No solo ha relanzado nuestra cultura y tradiciones, como cuando llega el 15 de septiembre, hizo un acuerdo con Conacyt y Babylo, para la mejora del maíz y trigo. Ahora viene a México a pasar con sus padres el fin de año, con su esposa, Nazareth Sánchez, después de 23 horas de vuelo entre Moscú y México y los puntos que se tocan en conexión, llega a esta su tierra que lo vio nacer y es un orgullo orizabeño. Felicidades, Embajador.
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