+Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Muy temprano la noticia corrió rápido por las redes. Uno de los primeros que posteo fue el amigo personal de Javier Herrera Borunda, el exgobernador y líder del PVEM, Manuel Velasco Coello, anunciaba que doña Rosa Margarita Borunda de Herrera, había fallecido por la madrugada. Y en Veracruz, donde era mujer muy querida y reconocida, la noticia comenzó a timbrar en los celulares y redes sociales. Queríamos confirmarlo, no fuera a ser un fake y nada, resultó cierto, lamentablemente. Rosa Margarita siempre se le vio al lado de Fidel, desde que un 20 de septiembre de 1974 se casaron en CDMX, y ella se convirtió en la compañera del político que, primero llegó a ser diputado local, y avanzar hasta ser gobernador de Veracruz, donde ella implementó su trabajo de apoyo a la comunidad con los programas De Corazón a Corazón y la gran ayuda a todos los centros de Salud. Originaria de Chihuahua, de familia de políticos, con Fidel caminó los senderos de la política hasta llegar a las playas veracruzanas, donde fueron gobernadores de seis años. Luego, Fidel partió al retiro a la capital y al lado de Rosa y sus hijos, Fidel, Rosa y Javier, vivieron para ver nacer y crecer a los nietos. Se le recuerda a ella en las inundaciones de los huracanes Karl y Mathew, donde llegó a tenderle la mano a los damnificados. Apoyó a pacientes con padecimientos oncológicos y el cáncer cérvico uterino y los programas sociales. Hoy la muerte llegó a separarlos, con mucho dolor para su gran compañero, que lo fue Fidel. Querrá el destino y Dios verlos juntos de nuevo. Descansará en paz, porque fue una buena mujer que ayudó a muchos paisanos veracruzanos. Así la recordaremos, siempre con cariño y admiración y respeto. Dale Señor el descanso eterno. Descanse en paz. Y la despedimos con el mensaje del hijo, Javier: “Hoy el cielo ganó un alma excepcional. Mamá, fuiste la encarnación de la generosidad y la fuerza. Siempre luchaste con valentía y nos enseñaste el verdadero significado del amor incondicional. Aquí te extrañaremos todos profundamente, pero agradeciendo siempre que tu espíritu seguirá iluminando nuestros caminos. Gracias por ser el pilar de nuestras vidas. Vuelta alto, mamita”
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