Amanecimos con la noticia de que regresan los vuelos de American Airlines a Dallas, Texas. Desde el aeropuerto Jara de Veracruz al de Dallas-Forth Worth, recuerdo aquel viaje que hice un par de veces, o tres a ese mismo aeropuerto. Iba casi por una manda. Admirador del presidente JFK y lector de parte de sus mejores biografías, algún día me propuse y me encomendé a la virgen de mi pueblo en un rezo, para que me dejara viajar a esos dos sitios: al Cementerio Nacional de Arlington, donde está sepultado y con la flama mágica encendida. Esa se me cumplió como tres veces, porque cada que voy a Washington llevo a un amigo o familiar a conocer el sitio donde está la flama, abajito de la mansión de Robert Lee, el comandante que perdió la Guerra de Secesión. Pues uno llega y pagas tu tiquet y te metes a la tienda por los souvenirs, o al regreso; un trenecito te lleva hasta la tumba donde están los hermanos Kennedy y Jaquie, con la flama encendida. No puedes llevar flores ni nada, ni banderitas. Nada, está bien cercada y si tienes suerte, arribita cada hora se hace la guardia de honor por los soldados americanos. Una cosa impresionante. Eso en Washington.
VAMONOS A DALLAS
En Dallas llegas al aeropuerto, tomas el taxi y te vas al hotel. Paseas por la ciudad. Donde los petroleros crearon un emporio de riqueza. Ese día iba con un amigo, Marco Córdova y otra vez con Rico, el amigo que no es Rico, cuando fuimos por una langosta que media casi medio metro, al famoso Red Lobster, creo que costaba un buen de dólares, pero era gigante. De allí tomamos el camión, unos autobuses tipo Metro y llegamos a la esquina de las calles donde el presidente JFK murió a fuego cruzado, la historia aún no se pone de acuerdo si fueron tres pistoleros tiradores de élite, aunque los viejitos de la Comisión Warren y el gobierno dijeron que solo había sido uno, Lee Harvey Oswald, cosa que nadie les creyó, pero le dieron borrón y cuenta nueva. En la Dealey Plaza, esquinas Houston y calle Elm, están marcadas unas cruces en el pavimento donde le dispararon. En la librería de enfrente pusieron a Lee Harvey de patiño. De allí salió un disparo, pero, el film de Zapruder lo filma cuando le pegan de frente y la cabeza se va hacia atrás. Historia muy contada y conocida. Por 14 dólares entré al Museo de Kennedy y vi la historia, aun muestran el rifle y las cajas de cartón donde se apoyó el tirador, y el teletipo donde informaron al mundo y creo que la cámara de Zapruder. Todo eso lo puede ir a ver ahora que regresaron los vuelos directos Veracruz-Dallas. |
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