París siempre asombra. Lo mismo cuando se visita y uno camina sus lugares icónicos, como cuando o en un libro o en una cinta se refleja el encanto de esa hermosa ciudad que fue sede de los Juegos Olímpicos y le demostraron al mundo la belleza y la organización de un pueblo que sigue siendo ejemplo de cuando inventaron la legalidad, la fraternidad y la libertad (Liberté, Égalité, Fraternité), lema oficial de la República, donde ahora la gobierna el presidente Macrón. A París, le han cantado los poetas y le han hecho frases célebres, como aquella de París siempre vale una misa, o la otra de Siempre nos quedará París o la del gran Hemingway de París era una fiesta. Hay un libro que me roba las horas de la noche, ‘La revolución francesa contada para escépticos’. Juan Eslava Galán tiene un buen tiempo contando cosas para escépticos, como La Biblia o cosas españolas. Es un escritor de mis preferencias, que lo mismo encuadra cosas del presente y mira la historia del pasado. Pues ahora en mi último viaje encontré y compré el libro de la Revolución, y ando bien picado, soy cuenqueño, pero a veces me transformo en monárquico o republicano. Bien narrado: “1789. En los barrios humildes de París los bebés mueren de hambre. Las madres airadas organizan una marcha de protesta sobre Versalles, la residencia real. Es la chispa que origina un incendio social que sacudirá toda una forma de vida en Francia y en toda Europa, la primera y más sangrienta revolución, la rebelión de los humildes contra el abuso secular de los poderosos. La nobleza y los propios reyes acaban en la guillotina, en un torbellino histórico que arrastrará consigo a los propios revolucionarios y determinará el futuro del mundo. Aquellos acontecimientos, que auparon al poder a Napoleón Bonaparte, fueron un revulsivo que hizo caer a muchas monarquías en el mayor proceso transformador de los últimos siglos”. En esas estoy, libro bien recomendado. Lo otro es una película que encontré anoche: ‘Jeanne Du Barry’, Jeanne, una joven de clase trabajadora hambrienta de cultura y placer, usa su inteligencia y encanto para subir los peldaños de la escala social uno por uno. Se convierte en la favorita del rey Luis XV que, desconociendo su condición de cortesana, recupera a través de ella su apetito por la vida. Se enamoran perdidamente y, contra todo decoro y etiqueta, Jeanne se muda a Versalles, donde su llegada escandaliza a la corte”. Está muy buena y voy a la mitad, Johnny Depp es el calenturiento Luis XV y camina ese sexo y lujuria y amor entre los grandes salones de Versalles y el encanto de los prados de ese jardín que se ha inmortalizado, cuando el Rey trasladó los poderes a Versalles y la corte se aburría allí mismo, porque todos querían París, pues París siempre es París y bien vale una misa o un libro o una película. |
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