Hay frases de películas que se convirtieron en inmortales. La memoria de la gente las registra y se volvieron clásicas con el tiempo. Muchas veces, en el retrato de quién la dice o de quién la recibe. Sobran ejemplos.
Aquella gloriosa cinta ‘De aquí a la eternidad’, fue bien recordada porque el guapo de la película, Burt Lancaster, dijo con desaliento a su heroína: “Nunca en mi vida me había sentido infeliz hasta que me enamoré de ti”. Pobre.
Las de ‘El Padrino’ fueron muy clásicas, la que se considera la mejor cinta jamás filmada. El afamado film de Francis Ford Coppola, recogió los grandes lemas de Mario Puzo, el escritor. La cinta mezcla mucho la religión y los balazos, como solía decir en vida Al Capone: “una palabra amable, una palmada y un revolver”. En la cinta, hay una que no tiene desperdicio: “De que sirve confesarme si no me arrepiento”.
“No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos”. Will Smith, ‘En busca de la felicidad’.
Una de las películas que se han convertido en clasicas ‘Gladiador’. Quizá lo dijo por esta frase de Russel Crowne: “Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del Norte, general de las legiones medias, fiel servidor del verdadero emperador, Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la próxima”.
Abraham Lincoln es la historia del presidente más grande de los Estados Unidos, después de Washington. El que abolió la esclavitud y le tocó guerrear contra los suyos en aquella Guerra de Secesión, su Guerra Civil, cuando se partieron en dos y dividieron la casa. Cuenta Steven Spielberg que él, desde pequeño, cuando estuvo ante el imponente monumento se impactó y de grande le hizo la película. Es película no al estilo de Spielberg. Toca tema de la guerra y exhibe incompleto el gran discurso de Gettysburg, considerado el más grande de la historia, que se dio en el camposanto aún con olor a sangre. Ese discurso, cuentan los historiadores, Lincoln llegó a Gettysburg y una noche antes, con escasa luz de una vela en su campamento, de puño y letra lo escribió para memorizarlo. JFK un tiempo puso a Ted Sorensen, su relator de discursos, a analizar el porqué había sido tan brillante. Fue muy corto, pero en esos tres minutos conjuntó la grandeza de esa Nación, en el lugar donde honró a los muertos.
Sean Connery en la película 'Descubriendo a Forrester': "Alguien que conocí escribió que abandonamos nuestros sueños por miedo a poder fracasar, o peor aún, por miedo a poder triunfar". Quizás esa misma sabiduría la encontremos entre citas de las estrellas de Hollywood, |
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