Hay cintas en Netflix que tocan el tema de los francotiradores, por aquello del atentado a Donald Trump. Hay también películas que narran la vida de los francotiradores, una muy clásica aquella que fue una historia verdadera, ‘Enemigo a las puertas’, drama inspirado en una historia real que retrata la vida de un joven francotirador ruso que participa en la batalla de Stalingrado y se convierte en leyenda cuando un oficial de la policía le presenta como el héroe de su campaña. La amistad entre el francotirador y el oficial se ve truncada cuando los dos hombres se enamoran de la misma mujer. El joven soldado tendrá que luchar no sólo por el amor de la bella mujer sino por derrotar a un aristocrático alemán que ha sido enviado para asesinarle. La película « Enemigo a las puertas » hizo famoso al ya de por sí popular Vasili Záitsev, uno de los francotiradores soviéticos más conocidos de la Segunda Guerra Mundial gracias a que acabó con más de dos centenares de enemigos y a que su figura fue engrandecida por el régimen de Stalin . Además, si por algo es recordado es por haber dado muerte a uno de los mejores tiradores de élite del ejército alemán: el mayor Erwin Konig (también conocido como Konings) Aquella proeza le granjeó la medalla de Héroe de la Unión Soviética. Sin embargo, la realidad es que algunos historiadores como Anthony Beevor afirman que este enfrentamiento no fue más que una burda mentira generada por el comunismo. ¿Realidad o ficción?
EL SERVICIO SECRETO
El Servicio Secreto tiene jurisdicción primaria sobre la prevención y la investigación de la falsificación del dinero de los EE. UU., también con la protección del Presidente, vicepresidente, presidente electo, vicepresidente electo. La protección se extiende más allá de los presidentes y sus familias, incluyendo a los candidatos a la presidencia y vicepresidencia durante el período de 120 días previos a una elección presidencial, a los hijos de ex presidentes menores de 16 años, así como a los jefes de Estado extranjeros durante sus visitas al país. Ese Servicio Secreto, que hizo el mayor ridículo de la historia cuando les mataron a su comandante en jefe en Dallas, Texas, el presidente JFK, aun hace grietas y agua. Era de novatos saber que en los alrededores, cuando Trump daba un discurso, lo mínimo se checan las azoteas colindantes, o las que están a 130 metros, como fue la que se usó para dispararle a la oreja al locochón Trump, eso lo saben hasta los polis de Tierra Blanca, mi pueblo. Erraron también cuando el atentado al presidente Ronald Reagan, lo que en aquel tiempo le costó el puesto a su director. Ayer mismo la directora del Servicio Secreto mordió el polvo, los poderosos congresistas le pedían que renunciara y se negaba, pero dos horas después lo pensó bien y se marchó, y a su barco le llamó incapacidad.
El País: “El atentado contra Trump es el episodio más grave en la historia del Servicio Secreto tras el intento de asesinato de Ronald Reagan, en 1981, a la salida de un hotel en Washington. Era un 31 de marzo, John Hinckley, Jr., que buscaba impresionar a la actriz Jodie Foster, disparó a Reagan a bocajarro con un revólver del calibre 22 cargado con balas “expansivas”. La rápida actuación de los servicios secretos, que lo evacuaron al hospital George Washington, salvó la vida al entonces presidente, que solo llevaba unos meses en el cargo. Sobrevivir a aquel atentado le sirvió también para acrecentar enormemente su popularidad y, según sus biógrafos, para garantizarse un segundo mandato”. |
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