Los ríos mexicanos estaban secos. No llovía y todos implorábamos, como los viejos sanedrines de la tribu, porque llegaran las lluvias y entonar aquella vieja canción francesa de, El día que llegaron las lluvias (Le jour où la pluie viendra). No llovía y casi como los viejos Sioux trepábamos a la montaña y hacíamos las ofrendas y señales de humo, para que Tláloc llegara y se compadeciera de esta zona, al menos donde vivo, que a cada rato los cerros se incendiaban y no había manera de detenerlos. Era la gente que, por su cuenta, brigadistas que trepaban a intentar apagarlos con su técnica muy de ellos, ancestral, porque no se pueden apagar cuando ya se encienden, hay que cavar a un lado para no permitirles que siga creciendo el incendio. Hubo escenas heroicas, campesinos que los apagaban y en el audio se escuchaba su bello lenguaje de Náhuatl, donde entre ellos se apoyaban y no se rendían. Esto es como todo en la vida, llegarían y llegaron las lluvias y ahora llueve en demasía, como le llovió a Monterrey donde el protagonista gobernador de Nuevo León echaba porras y trepado en un mirador se dejaba mojar por esa lluvia bendita. Todo lo contrario del alcalde, Luis Donaldo Colosio, que se le veía más mesurado con la gente de Protección Civil en la batalla contra ese rio que se desbordaba y para desgracia mató a unos niños. Uno que vive en esta zona, sabe y conoce que, para que el rio Orizaba se llene bien de agua, porque estaba seco en algunos lados, debe llover fuerte en La Perla, de donde llegan los escurrimientos de agua. Llovió un par de días duro y el rio volvió a tener vida. Alguna vez, estando en San Antonio, Texas, y admirando ese rio que tienen, rio navegable y con barcazas donde te metes un vino y una comida en lo que paseas por el rio, el gobernador Fidel Herrera Beltrán me comentaba de si al rio Orizaba se le podía hacer algo así. Era más que imposible, le dije, la tecnología y el dinero de los americanos no lo tiene nadie, y el de San Antonio cuenta con esclusas y logran controlar el agua y caudal de ese rio. Pero el de Orizaba es admirable, rio hermoso que se puede caminar, porque se ha conservado muy bien y al lado tiene animales en cautiverio, bien cuidados y bien alimentados y con el cariño de la gente del UMA, que los cuidan como si fueran de ellos. Y hoy los turistas pueden cruzar los puentes colgantes de ese rio y a veces imaginar que de repente aparece Tarzán y Chita y su Jane. Cosas de la imaginación.
EN DEFENSA DE LOS ALEMAN
Uno no puede salir en su defensa, porque ellos tienen mejores abogados y, lógico, mejor gente que escribe, pero gusto me dio leer una nota de que los empresarios Miguel Alemán, padre e hijo, fueron exonerados con una nulidad definitiva de un crédito fiscal de 689.3 mdp., según nota de Reforma, como obligados solidarios de la línea Interjet. Qué bueno. Los Alemán han sido empresarios de primera, aunque algunos critiquen su paso como gobernante, hijo de expresidente mexicano y uno de los primeros que fue a solidarizarse con AMLO cuando ganó. Hay una foto señera saliendo de Palacio en compañía de su hijo. Ojalá y puedan regresar de ese exilio forzado, donde deben añorar a la tierra. Y ojalá la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, logre pacificar tantas desventuras y restañe heridas que se abrieron donde no se debía.
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