Es nieto del general Marcelino García Barragán (1895-1979), el secretario de la Defensa de Gustavo Díaz Ordaz, en momentos que la patria se nos deshacía entre las manos, bueno, a ellos, que gobernaban. Se habló en esos días del 68 que a Marcelino le habían ofrecido los gringos dar un Golpe de Estado y apaciguar México en la revuelta estudiantil. Cuentan que corrió del despacho al emisario. Pero el nieto, Omar García Harfuch, hijo de otro priísta, Javier García Paniagua, famoso porque cuando le preguntaron si en el PRI todos eran dinosaurios, respondió que sí: ‘porque tenían los huevos bien grandotes’, el nieto ha servido con eficiencia al lado de Claudia Sheinbaum y fue un extraordinario jefe de Seguridad en CDMX. Un atentado brutal por poco lo mata, pero no se rindió. Era la gente que todo México quería y quiere para la secretaria de Seguridad Federal, donde hoy fue nombrado. Se sospecha que se acaban los abrazos y los va a enfrentar con todo el poder de la ley. Esperemos.
POR SUS FRASES LOS CONOCEREIS
Federico García Lorca escuchaba a Rubén Darío, que en un momento dado recitó el siguiente verso: …que púberes canéforas te ofenden al acanto. El poeta granadino se levantó entonces y dijo:
—A ver, otra vez, por favor, que sólo he entendido el “que”.
Fidel Velázquez: “Si lo piensas, no lo digas; si lo dices, no lo escribas; si lo escribes, ¡no lo firmes!, pero si lo firmas no seas pendejo, ¡échate para atrás!”.
“¿Cómo se puede gobernar un país con 246 variedades de quesos?”. Charles de Gaulle.
“Los muertos no cierran la puerta, nos dejan un resquicio por el cual regresan a nosotros”. Juan Villoro.
*De Shakespeare: “Mañana, y mañana, y mañana se arrastra con paso mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, apágate breve llama! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada”.
De Irene Vallejo: “En la Antigüedad, la literatura satírica se burlaba de la delgadez porque revelaba falta de medios. Por aquel entonces eran gordos —y estaban ufanos de serlo— los ricos”.
Churchill a Chamberlain: “Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, y también tendrás la guerra”.
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