Llegué como lo había prometido al Santiago Bernabéu, aún en construcción, remodelándolo para dejarlo chido, tienen dos fechas hoy y mañana donde viene Taylor Swift, y anda loco todo Madrid, bueno anuncian que el jefe Barack Obama viene a verla, no nos espanta a nosotros que estamos pegados a Estados Unidos eso de los estadios, donde ellos si construyen los mejores estadios del mundo, como ahora el de Las Vegas, conozco el de Arlington el de AT&T donde juegan los vaqueros de Dallas, ese estadio costó mil 150 millones de dólares y tiene capacidad, como el Bernabéu, para 80 mil aficionados. Y el de Las Vegas, donde juegan ahora Los Raiders, costó 1 mil 900 millones de dólares, con solo 72 mil de capacidad. Pues entré al Bernabéu como suelo hacerlo, casi a barrerlo, una hora y media antes, llegamos en el Metro con toda la raza cantando sus himnos, Pedro del Liabeny nos consigue buenos boletos. Llegamos y fuimos por las palomitas y los chescos, solo venden cervezas sin alcohol y destapadas. Aquí no hay broncas, cuidan a la gente, vienen muchos niños con sus camisetas de Vinicius y Kross ahora y Bellingham y Modric. Era la despedida de Toni Kross, un hombre que llegó de barrio pobre a Alemania a forjarse en los clubes, una historia similar a Messi, los padres lo dejaron y resultó lo que ahora es, un todoterreno en el retiro. Cuando faltaban cinco minutos hicieron su cambio para que todo el estadio lo ovacionara, entró la esposa y los hijos pequeños y el estadio de pie coreaba y cantaba su nombre. Muy emotivo, fue un jugador siempre bien portado, sin escándalos. Muchos niños en el estadio con sus camisetas de Kross. Son sus ídolos y, como decía Derek Jetter, el beisbolista: “La gente me pregunta porque juego tan fuerte todas las noches y yo les recuerdo que Lou Gehrigh decía: “En el día de hoy, estoy seguro que en las graderías hay un niño que me está viendo jugar por primera vez y él merece mi mejor esfuerzo”. Por eso.
DEAMBULAR MADRID
Uno no para en Madrid, cuando Orizaba duerme aquí con las 8 horas de adelanto comienza la mañana muy temprano, allá se están muriendo de calor y aquí en las mañanas refresca y hay que jalar una chamarra delgada y al mediodía arrumbarla, porque ya comienza a pegar la calor, diría Minga, pero nada del otro mundo. Hay muchísima gente en las calles, en las tiendas, en los bares de copas, en las comidas, en las paellas y las fabadas que, uno encuentra de todo tipo y sabores y precios. Hoy, por ejemplo, comimos unas verduras de 11 euros, Almejas, de 22, la Merluza a la vasca por 18 y una paella de mariscos por 17.50. Una copa de vino vale igual que una Coca Cola, 3.50. Y hay lugares más baratos, este fue en la calle de Tetuán al pie de la banqueta para ver pasar la gente, luego ir al café Europa donde tengo mi oficina en una mesa y allí ver pasar a las multitudes que giran en torno a esa calle, quizá la más peatonal de Madrid. Hay mucha vigilancia aunque hay mucho carterista. La gente de aquí, taxistas y empleados te dicen que te cuides de ellos, la lana en las bolsas de adelante, cuidar los celulares porque ahora ya los arrebatan y nada más, no hay agresiones ni dañados físicamente. Es una ciudad muy segura, como Orizaba, de donde vengo, qué de dónde amigo vengo. Estoy a un par de días de regresar y cantar la rola de Shakira: Ahí te dejo Madrid. Hay que legar, primero a ver la Champions el sábado, donde las tiendas del Real Madrid parece que regalan as cosas, llenísimas de turistas de todo el mundo, ahí escuchas veinte idiomas en un ratito, y luego ir a votar a la casilla que nos corresponde. Porque es tiempo de votar el domingo 2 de junio, Veracruz ya no soporta vivir otros años como los que vivimos, en la penumbra, en la oscuridad, donde solo había días y noches de infortunio. Eso debe acabarse en las urnas. Mañana les cuento más.
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