La mañana que para muchos, me incluyo, fue un Martes Negro, presagiaba malos augurios, era como si la maldición de la Blonda nos hubiera alcanzado, ah los hubiera dichosos. Por el mediodía perdía Real Madrid, que jugó basura, y así como jugó con sus estrellas plagadas de millonarias sumas, no le ganaban ni a Mazatlán, Ay mi Mazatlán, perlita escondida entre los encantos, cantaría Mike Laure. Tienen a Mbappe, tienen a Bellingham y tienen a Militao, que sería malitau, pues era una coladera a la defensiva. Sí así siguen, crucificarán a Ancelotti, por tener y no sentar a estos súper star y meter a los jóvenes, que se la rifarían mejor, sobre todo al nuevo Pelé, ese chamaco brasileño, Endrick, que dicen es una joya y que un día que lo alineo 15 minutos, hizo un gol. La otra tragedia comenzó más tarde. Sucede que, como lo presagiaba la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando dijo que había que esperar la votación, pues ella sin duda ya sabía que uno de ellos ‘chaquetearía’, o sea, vendió caro su amor, y así fue. Un ministro, Pérez Dayán, al que dicen le gusta la buena vida y los Fórmula Uno, les dijo a los demás: conmigo no cuenten, y se convirtió en traidor, como le gritaron a la salida de la Suprema Corte y le atizaron epítetos, también le gritaron uuuuto y lindezas mexicas, según narró Ciro Gómez Leyva en su noticiero. Esa historia concluyó. Tienen el país en bandeja, ahora no lo despeñen. Y en la noche, monitoreando CNN y a López Dóriga que rememoraba sus años mozos en Washington, cuando al lado de Jacobo Zabludovsky aprendió de la crónica y a reportear desde La Casa Blanca. Trump se impuso y vienen días de incertidumbre para México. Todos suponemos que el discurso de les voy a poner aranceles en cuanto triunfe, sea solo un lema de campaña, Qué se sosiegue, que a él y a su país también le hará daño si le hace daño a México. Dios nos agarre confesados. |
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