Luis Bustos
En mi apreciación personal, Alejandro Moreno Cárdenas es uno de los peores dirigentes de la historia del PRI; sin embargo, tiene un mérito: haber abonado a la construcción de la coalición Fuerza y Corazón por México.
Lo demás, es lo de menos, pero a estas alturas del proceso electoral, creo que invitar a Jorge Álvarez Máynez, candidato de MC a la presidencia, a que renuncie en favor de la coalición, es un error que pesa mucho más que el que cometió al haberse aferrado a la dirigencia nacional priista.
¿Por qué es un error?, porque le están dando demasiada importancia a quien está en un lejano tercer lugar y que se ha mostrado como una caricatura, que no tiene con qué poder ganar y menos gobernar.
Álvarez, porque es su apellido paterno, no se gobierna sólo, y tal parece que Alito ha olvidado que ese candidato no es más que un instrumento de Dante Delgado, dueño de la franquicia MC, quien lo está utilizando para dos cosas: Conservar el registro y, fundamentalmente, seguir disfrutando de las prerrogativas como partido.
Al parecer no conocen al veracruzano; Dante un día puede decir si y, al rato, es no. El exgobernador juega como mejor le convenga y, en estos tiempos, lo mejor para él es la alianza con palacio nacional.
Dante sabe cómo jugar, más aún, con quién, por lo que su mejor y única opción es lo que quiera el presidente.
Así que, aunque Álvarez Máynez llegara a hacer conciencia, ver objetivamente la realidad y optara por renunciar, enfrente encontraría la mano de Dante dando el manotazo y, de última hora, pediría el cambio de candidato para poner a quien se quiera prestar a ser esquirol y jugársela en busca de mantener el registro. Y lo peor de todo es que ese es el verdadero botín y esta última jugada emergente sí se la validaría el INE porque su presidenta obedece a los mismos intereses que Dante.
Por cierto, Álvarez estuvo hoy en Xalapa y, en el Campus de la Universidad Anáhuac, dio muestras de que lo dicho por Alito, originó que se le subiera el agua al tinaco y mostró un comportamiento grosero y prepotente… mareado y soberbio.
Al tiempo.
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