Nunca hay que hacer leña del árbol caído, reza el refrán, sin embargo, en casos graves como lo recién ocurrido en la política partidista, concretamente del PRI veracruzano, si es obligado el hacer un recuento de los daños.
Ya lo dijo Pepe Yunes, “los resultados fueron desastrosos”, por eso hay que hacer una revisión amplia hacia dentro de las estructuras de coordinación y operación que llevaron el soporte o que cuando menos eso debería de haber hecho, para sacar adelante el proyecto de las mejores propuestas.
En razón de ello, opino lo que es mi particular punto de vista, sobre lo que falló:
Coordinación- descoordinada: La designación de Silvio Lagos, después de que no se le pudo nombrar Delegado Federal de Conagua, provoca que Marcelo Montiel, que ha sido alcalde, diputado y funcionario federal, que además (lo mejor) acumula experiencia electoral ganadora simplemente, por prudencia, se relegara.
A la llegada de Silvio, algunos de sus colaboradores constituyen un grupo de elite que se apoderó de la oficina del candidato y generó antipatías en general.
A eso agréguele usted, estimado lector, que, de repente, Silvio, sin darse cuenta, se encontró metido en la vorágine de una campaña que debía tener una sinergia del 100% para superar muchas ausencias, traiciones, mal uso de los recursos disponibles y una serie de pantomimas armadas frente al candidato.
Agenda: Ha trascendido que fue selectiva hacia las propuestas de los “Operadores de siempre”, omitiendo opciones hacia la sociedad civil y grupos no identificados con ellos.
Operación política/ electoral: Se dejó en manos de los mismos de siempre…. Fallaron, como ya habían fallado, porque son de esos “buenos negociadores con maleta negra al hombro” y, como, en esta ocasión, los recursos fueron escasos, no hubo manera de armar al 100 sus estructuras que, una vez más, se comprueba que solo están sirviendo para justificar el suministro y manejo discrecional de recursos.
Asistentes del candidato en giras: jóvenes que posiblemente fueron excelentes asistentes en las gestiones legislativas del senado, pero que era obvia su ausencia de identificación de los actores políticos de cada lugar con quienes acordaba algo el candidato y les instruía hacer algo y sus anotaciones no se volvían realidad… Pepe, indicaba tomaran nota y le recordaran realizar “x” o “Z” compromiso o gestión… Sé de muchas cosas que quedaron pendientes, por la ausencia de una eficiente gestoría de parte de sus colaboradores.
Grupos sociales a convencer: la agenda privilegió eventos con las “estructuras partidistas” (que ya se vio fueron pura escenografía), reuniones con organizaciones y sectores priistas y con “amigos” de los “operadores de siempre”, dejando de lado sectores de la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales, con las que esos “operadores de siempre” no tenían, no tienen y jamás tendrán.
PRI y sus sectores: organizaron los eventos tradicionales, con discursos y rollos de siempre…. A pesar de que, por ahí se dice, varios de sus dirigentes tenían acuerdos, abajito de la mesa, con funcionarios estatales, por lo que solo, así se dice, hicieron la “faramalla”.
Américo, dicen “los toma café”, se vio falto de iniciativa, movilidad, fuerza, energía y visión de futuro… El PRI, con un dirigente joven, se vio como un PRI viejo y entumecido.
Excepciones, sin duda, las habrá.
Con estas líneas he querido opinar sobre lo que se vio desde fuera de las entrañas de ese círculo cercano que encerró a Pepe, similar al que hace dos años, hizo lo mismo con Héctor.
Finalmente, dejo en el aire la pregunta:
¿Aún no se sabe de quién fue la culpa de ese tsunami?.
Y, a manera de conclusión:
Urge que levanten la mano los que se arriesguen a tratar de “levantar al muerto”.
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