por Luis Bustos
Con el inicio del nuevo mes y año, se ha dado la voz de ¡arranquen! a las distintas precampañas políticas.
Veracruz, como otras 8 entidades federativas está siendo testigo de cómo empiezan a agarrar ritmo las arenas movedizas de la política veracruzana en sus diferentes frentes.
Para comenzar hay dos grandes alianzas:
1.- La de Morena, PT, Verde y Fuerza por México / Veracruz.
2.- La del PAN, PRI, PRD y algunos grupos organizados de la sociedad civil.
Las dos buscan la gubernatura. Las dos quieren ganar los Congresos locales y, desde luego, quieren aportar triunfos para la integración de las nuevas legislaturas del Congreso de la Unión.
Sin embargo, esas alianzas que se ven fuertes, solidas hacia afuera, están viviendo, al interior, tiempos difíciles y complicados por algunos desacuerdos para poder configurar los equipos de trabajo y la elección de sus candidatos a los distintos cargos de elección popular.
Morena se quiere comer la parte más grande de su pastel (obvio, le corresponde por ser el partido en el poder), sin embargo, sus aliados pelean una rebana de buen tamaño y con mucho merengue, para poder aspirar a más prerrogativas y, desde luego, a curules en los distintos congresos locales y cámaras federales.
En el Frente ocurre exactamente lo mismo. El PAN es el partido de mayor representación y, desde luego, exige más y mejores posiciones, partiendo del hecho de la aceptación de que quien encabeza el proyecto es de ascendencia priista.
Por su parte el PRI, al tener al personaje que encabeza la alianza, de alguna manera, debe de ser más flexible en sus exigencias y, quizás, no lo está siendo.
El PRD se ajustará a sus propias condiciones de ser minoritario y aspirar a conservar su registro.
Sin embargo, al interior de todos los partidos, de lado y lado, hay, también, una lucha sorda por incrustar a sus personajes “estrella” en las candidaturas y, si se puede, que sean plurinominales para ir a la búsqueda de una curul sin mucho esfuerzo.
Una vez que cada alianza resuelva, hasta donde sea posible, esas diferencias, anunciará que en paz y “unidad”, participarán en la contienda electoral haciendo un frente común ante sus contrarios, defendiendo, cada alianza, el proyecto de gobierno puesto ante la consideración de la ciudadanía.
Así que, independientemente de Claudia y de Xóchitl, a los políticos veracruzanos lo que realmente les interesa es ser parte del proyecto de Rocío o de Pepe… de Pepe o de Rocío.
Se organicen como se organicen y gane quien gane, después del 2 de junio, vendrá otra lucha interna en la alianza ganadora por la pretensión de querer ser parte del gabinete.
Esa lucha intestina será, seguramente, menos publicitada pero más encarnizada, porque todos los actores políticos argumentarán que ellos fueron los que más trabajaron, más le invirtieron o más votos llevaron a las urnas.
Así que, auguramos un año de mucho trabajo, mucha grilla, mucha difamación, muchos montajes y, por qué no, mucha miel y adulación hacia los candidatos, al grado que pueden llegar a hostigar el paladar de la tolerancia de Rocío o de Pepe… de Pepe o de Rocío, según sea quien de los dos, resulte ser Gobernador electo de Veracruz.
Nota: es correcto decir gobernador electo, porque de acuerdo con nuestra Constitución Política, el cargo en disputa es el de GOBERNADOR DEL ESTADO, así, literalmente.
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