En argot de la chamba se puso de moda hace algunos años la frase “Trabajo mata grilla”, para argumentar que esforzándose en realizar bien el trabajo encomendado, se estaba exento de “grillas” ante el jefe y podía uno deambular por las oficinas de manera decorosa.
Sin embargo, eso, no siempre surtió efectos reales, ya que en ocasiones, una persona, por muy trabajadora que fuera, que rindiera buenos resultados, no recibía, ni recibe, en justicia lo que se merece, ya que las envidias, rumores y chismes, acaban por derrumbar esa máxima de “trabajo mata grilla”, porque, sencillamente, fue rebasada por la realidad.
Hoy, hablando de política ( de qué más?) veo que se ha perdido el apego, la fidelidad a las ideologías, la lealtad a la militancia y el amor a las camisetas.
En este 2018, se ha impuesto una nueva condición de futuro: la ideología ya no es importante para muchos, por lo que no tienen empacho en decir adios a sus años de militancia y, en un abrir y cerrar de ojos, se cambian de color de camiseta.
De un día para otro, rojos vestidos de mil colores, azules decolorados hacia el amarillo, otros, enfundando la playera roja o verde y, unos más audaces, sintiéndose “morenos” de nacimiento… De todo, absolutamente, de todo, hemos visto en este proceso electoral.
Hay que decirlo, esto sucede desde hace algunos años y ejemplos hay muchos, sin embargo, en este proceso electoral 2018, la migración de un lado a otro, ha sido sin vergüenza ni decoro alguno.
Por ello, es conveniente enlistar a algunos de esos saltarines y comodines, para que algún día, el pueblo de verdad los llegue a conocer y, ojalá, con su voto les diera la espalda.
Es obligado apuntar a Javier Lozano, pero no es el único, es, quizás uno de los más abiertos de cara a la sociedad, sin embargo, hay muchos que un día aparecen formaditos en su pelotón de costumbre, vistiendo con orgullo el uniforme partidista y, sin el menor pudor, al día siguiente, amanecen con un nuevo pañal de un color tan distinto al que vestían la noche anterior.
German Martínez Cáceres, Gabriela Cuevas, Samuel Gurrión, Miguel Barboza, Tatiana Clouthier, el “profe” René Bejarano y Dolores Padierna (marido y mujer), son algunos de esos ejemplos que ojalá, la sociedad llegue a conocer a plenitud y, en un acto de congruencia, en las urnas les dé la espalda, porque han demostrado la autenticidad de sus aspiraciones y, para ello, en la búsqueda del poder y del billete, han matado su ideología y han cambiado, sin el menor escrúpulo, el color de su camiseta.
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