Luis Bustos
Mucho se ha especulado sobre el famoso Acuerdo entre el ex secretario Mike Pompeo y el Canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubon, en relación con la “aceptación” de ser Tercer país para la espera de respuesta estaudinense para los migrantes en tránsito a ese país del norte.
Si fue verdad o mentira, lo saben ellos dos y, obviamente, sus respectivos jefes, los presidentes de uno y otro lado de la frontera. No hay más.
Lo que EnEstaHora me ocupa es platearme una teoría o una fábula, sobre todo este borlote, ajetreo o circo, que se ha ido tejiendo en torno al tema, pues no acabo de entender por qué no ponerle punto final con la verdad verdadera.
A mí se me ocurre pensar, desde esta humilde trinchera, que quizás sea el poner en marcha el juego que solo AMLO está jugando: el “CORCHOLATEO”.
Veamos: Todos, o la mayoría de los morenos y no tan “asoleados”, han entendido que es Claudia la corcholata elegida por el atril mañanero, luego entonces, quizás, desde hace unos meses, haya iniciado la limpia de su camino rumbo a la candidatura del 2024, con aquello de omitir, primero, a Ricardo Monreal, luego, sermonearlo desde la mañanera y, más tarde, incluirlo en la lista, como para “taparle el ojo al macho”.
Si Monreal es la primera pieza “tapa gas” de los refrescos, que queda fuera del “CORCHOLATEO”, quizás ha llegado el turno del Canciller Marcelo, a quien, le han generado con el “tira- tira” con la exembajadora en EU, Martha Bárcena, que es una Diplomática de carrera, que cuenta con el plus de ser familiar cercana, muy cercana, a la esposa del presidente.
Entonces, me surge el siguiente cuestionamiento fantasmagórico:
Si la Embajadora Bárcena tiene toda la cercanía y confianza parental, por qué pedirle que entre al juego del “CORCHOLATEO”, desempeñando el papel de un misil tipo chino para golpear y herir de gravedad al proyecto marcelista?.
Este razonamiento, es producto de la fantasía y del calenturiento ambiente creado de manera muy anticipada desde palacio nacional, circunstancia que ya no permite dormir bien a miles de apasionados apostadores de cada una de las “corcholatas” alguna vez bendecidas y patrocinadas desde el sacrosanto atril palaciego.
Y, como todo sueño o fantasía, este cuento también tiene un final:
Con esta guerrilla de guerrillas intestina, solo quedaría en el juego del “CORCHOLATEO” , el paisano y tocayo de apellido, el amigo de la doble AA, como el último estorbo, quien estaría siendo utilizado como figurín, para argumentar, a su tiempo, “ un final de película”, como en el hipódromo….Haaaaaagaaaannnn sus apuestas.
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