Los tiempos y circunstancias cambian, lo que obliga a que los actores de la misma, busquen adaptarse para tener presencia y vigencia.
En otros tiempos, era normal ver que los políticos buscaban hacer suyas frase y acciones del jefe en turno y, en cuanto se aproximaban las fechas decisorias, empezaban a dejar ver su estilo, sus frases y sus propuestas que poco a poco iban marcando una distancia con el Tlatoani, hasta que, finalmente, marcaban una línea tenue, delgada, casi transparente, pero línea al fin, que hacía ver un distanciamiento o una propuesta distinta, diferente y quizás hasta antagónica con el número 1.
Hoy, parece que todo ha cambiado y, desde el frente de la 4T, se puede apreciar que las mal llamadas “corcholatas” no solo hacen suyas las acciones de gobierno, las frases y vocabulario en general del presidente, sino que han llegado al grado de tratar de imitar su forma de hablar, de caminar y, en sus propuestas hacia Juan Pueblo, son exactamente las mismas que están vigentes en el actual gobierno, lo que impide conocer a un nuevo prospecto a plenitud.
Los calificativos utilizados hablan mucho de la personalidad de quien hace uso de la palabra y, los aspirantes, porque eso, son aspirantes y/o aspiracionistas, porque aspiran a suceder al Jefe, han recurrido a reproducir las frases de cuando el jefe los ha llamado hermanos o carnales, otros dicen que es su maestro, al grado de asumir poses y actitudes que dan la apariencia de que quieren o están imitando o simplemente, están siendo una mala sombra de la persona que hoy ocupa el cargo de presidente.
Es decir, han dejado de ser ellos mismos para intentar transformarse en unos personajes copia al carbón y así poder ganarse la simpatía y el voto de su base electoral.
No hacen esfuerzo alguno por mostrar su personalidad propia (si es que aún la tienen o están interesados en darle valor y vigencia), pues simplemente dan la apariencia de querer trasplantar en su yo, la forma de hablar, caminar y hasta bromear del presidente, no más y, con ello, han ido poco a poco, perdiendo su esencia personal para transformarse en una mala copia del presidente.
Esperemos que el ganador de la encuesta, unos días después de levantar la mano, pueda empezar a dar unos pincelazos propios de lo que podría ser su gobierno, si la mayoría votante le da su confianza y logra el triunfo en julio del 2024, de lo contrario, tendríamos más de lo mismo, pero, no olvidar que no siempre las segundas partes son buenas.
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