Por distintas circunstancias se ha enrarecido el clima político electoral, al grado de que entre integrantes de una familia se ha dado el distanciamiento y, aún más entre amigos y compañeros de trabajo… Al respecto, he tenido la oportunidad de escuchar testimonios realmente preocupantes y, eso, innecesariamente causa daño a la tranquilidad y paz social que todos, cada uno a su manera, desea para México.
Sobre este tema, he tenido la oportunidad de platicar con varios amigos de los medios de comunicación y, todos coincidimos en que este clima de crispación, que es atípico, la mayoría de los mexicanos quisiéramos que ya pasara.
Precisamente, por esa conclusión es por lo que escribo esta columna.
Estoy convencido que de que miles o millones de mexicanos quisiéramos acostarnos a dormir con la esperanza de que al despertar, nos encontráramos con una nueva realidad basada en el “Ya todo pasó” y se hayan reanudado los diálogos y relaciones entre amigos y familiares, que ya no hubiera mesas en los hogares, que a la hora de la comida, haya protagonismos y disputas por esos desencuentros que, en el seno de ese hogar, se vienen dando, porque, al fin de cuentas, gane quien gane, poco o nada habrá de repercutir en el seno de ese hogar.
Decía un amigo: A veces quisiera poder adelantar el tiempo y despertar el 2 de julio con esa exclamación: “Ya todo pasó”, para poder ir a sentarnos a la mesa sin temas que nos hagan discutir y nos separen como familia y que a los centros de trabajo, regrese esa armonía del trabajo diario sin mayores contratiempos que los que ocasiona el deber cumplido.
Por eso, desde este modesto espacio, vale la pena convocarnos unos a otros a decidir lo que cada quien considere mejor para México y guardar nuestra determinación de votar en la privacidad que nos brinda la ley, para, en consecuencia, dejemos de lado los desencuentros que solo nos dejan lejanía, soledad y tristeza.
Quizás esté escribiendo y hablando al vacío, pero, creo, estimado lector, que vale la pena el reencuentro con los nuestros por encima de las diferencias de los partidos y candidatos… ellos, al final de cuentas, van a seguir haciendo de las suyas y…. usted y yo, seguiremos estando fuera de ámbito de sus complacencias, que son de grupos, de amigos y de socios.
@EnEstaHora
lubuga@hotmail.com
EnEstaHora
Un sueño generalizado: Ya todo pasó
Luis Bustos
Por distintas circunstancias se ha enrarecido el clima político electoral, al grado de que entre integrantes de una familia se ha dado el distanciamiento y, aún más entre amigos y compañeros de trabajo… Al respecto, he tenido la oportunidad de escuchar testimonios realmente preocupantes y, eso, innecesariamente causa daño a la tranquilidad y paz social que todos, cada uno a su manera, desea para México.
Sobre este tema, he tenido la oportunidad de platicar con varios amigos de los medios de comunicación y, todos coincidimos en que este clima de crispación, que es atípico, la mayoría de los mexicanos quisiéramos que ya pasara.
Precisamente, por esa conclusión es por lo que escribo esta columna.
Estoy convencido que de que miles o millones de mexicanos quisiéramos acostarnos a dormir con la esperanza de que al despertar, nos encontráramos con una nueva realidad basada en el “Ya todo pasó” y se hayan reanudado los diálogos y relaciones entre amigos y familiares, que ya no hubiera mesas en los hogares, que a la hora de la comida, haya protagonismos y disputas por esos desencuentros que, en el seno de ese hogar, se vienen dando, porque, al fin de cuentas, gane quien gane, poco o nada habrá de repercutir en el seno de ese hogar.
Decía un amigo: A veces quisiera poder adelantar el tiempo y despertar el 2 de julio con esa exclamación: “Ya todo pasó”, para poder ir a sentarnos a la mesa sin temas que nos hagan discutir y nos separen como familia y que a los centros de trabajo, regrese esa armonía del trabajo diario sin mayores contratiempos que los que ocasiona el deber cumplido.
Por eso, desde este modesto espacio, vale la pena convocarnos unos a otros a decidir lo que cada quien considere mejor para México y guardar nuestra determinación de votar en la privacidad que nos brinda la ley, para, en consecuencia, dejemos de lado los desencuentros que solo nos dejan lejanía, soledad y tristeza.
Quizás esté escribiendo y hablando al vacío, pero, creo, estimado lector, que vale la pena el reencuentro con los nuestros por encima de las diferencias de los partidos y candidatos… ellos, al final de cuentas, van a seguir haciendo de las suyas y…. usted y yo, seguiremos estando fuera de ámbito de sus complacencias, que son de grupos, de amigos y de socios.
@EnEstaHora
lubuga@hotmail.com |
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