Quince años han transcurrido desde que en Veracruz comenzó la hecatombe en los servicios de salud. Desde la administración siniestra, de la farsa y el engaño de Fidel Herrera, el abandono era tan agudo que los aparatos de Rayos X estaban fuera de servicio en los hospitales de Xalapa. Con Javier Duarte empeoró la situación; con Miguel Ángel Yunes continuó. Con Cuitláhuac García no ha sido distinto, todo sigue igual, o peor.
El cáncer es la principal causa de muerte en todo el mundo. Datos del Colegio de México, Colmex, revelan que la Ciudad de México se ubica como la entidad que tiene más médicos especialistas en oncología (3.88 por cada 100 mil habitantes), Después le siguen Aguascalientes (1.86), Nayarit (1.57), Colima (1.54) y Yucatán (1.02). Los que tienen menos médicos oncólogos son Quintana Roo (0.23), Estado de México (0.24), San Luis Potosí y Veracruz (0.35), Hidalgo (0.41) y Puebla (0.42).
No obstante la escasez de médicos oncólogos en Veracruz, la situación se está tornando cada más grave para los pacientes que acuden a recibir tratamiento al Centro Estatal de Cancerología, CECAN, en la capital veracruzana, debido a que se ha venido acentuando un fenómeno que llama la atención: médicos especialistas oncólogos, así como fisioterapeutas, y de otras áreas siguen renunciando a ese centro hospitalario.
Los pacientes de cáncer están sumamente preocupados por las renuncias en cascada en el CECAN, ya que se altera la continuidad de los tratamientos, caen en total incertidumbre de que no saben si habrá médico que los siga atendiendo. Además de que están recibiendo los tratamientos de quimioterapia incompletos, los estudios que les indican no todos se los hacen en el CECAN, por lo que el entorno se vuelve más complicado, como en los peores momentos de las tres administraciones estatales anteriores.
La decisión voluntaria de los médicos de dejar de prestar sus servicios al CECAN se debe básicamente a que la operativa en el nosocomio es un auténtico caos, navega a la deriva, impera el desorden, las carencias que padecen los médicos para llevar a cabo su labor son múltiples, por lo que no están dispuestos a brindar un mal servicio a los pacientes por no contar con las herramientas y los elementos necesarios.
El origen de todos los problemas en el CECAN lo atribuyen a que desde el director del CECAN, José Ortiz González, para arriba, todos se sienten “general”, nadie escucha ni obedece: los impuestos por el gobernador; los incrustados por el superdelegado; los sobrinos del secretario de Salud de Veracruz; la gente de Rocío Nalhe; los de Eric Cisneros; los que enviaron de Ciudad de México; los que le metieron mucha lana a la campaña; y el cero a la izquierda, el que finge ser secretario de Salud de Veracruz, Roberto Ramos Alor, aquel que piensa que a los veracruzanos les hace un favor, cuando declaró el 5 de junio de 2019: “Yo nunca estuve zopiloteando este espacio, yo fui invitado, les aseguro que yo deje mi confort, pues soy jubilado, no tengo ningún interés de venir a esta oficina”.
Es necesario insistirle al secretario Ramos, que si no tiene ningún interés de servir como secretario de Salud, lo que ha sido más que evidente, es urgente que entregue su renuncia a la mayor brevedad. A los veracruzanos no les hace ningún favor el ocupar una posición de extrema importancia sin dar resultados, es todo lo contrario: a los veracruzanos les causa daño, les afecta su desinterés, su nulo desempeño. Ahora la zona de confort Roberto Ramos Alor es la Secretaría de Salud. Eso sí es traición a la patria.
Ramos Alor además de ineficiente, es un sujeto ordinario, pues lo mismo ha insultado a periodistas que a la comunidad médica veracruzana, a los que menos debería referirse de manera despectiva, a sus colegas. Con sus declaraciones Ramos ha llegado a ofender la memoria de los médicos veracruzanos que han fallecido en el cumplimiento de su deber, en la primera línea de batalla contra el Covid.
Es importante recalcar el enorme el esfuerzo que en todo momento el personal médico ha puesto de su parte a lo largo de todos estos 15 años, en cualquier hospital de la entidad, las deficiencias han sido tan graves que no es posible que los médicos y las enfermeras las puedan subsanar.
Pero seamos realistas, si no son capaces de exigirle la renuncia al director del CECAN, menos se la van a exigir al secretario de Salud. Así de fuertes deben ser los compromisos.
La pandemia nos ha mostrado un nuevo mundo, en el que son imprescindibles la cooperación, la colaboración, el apoyo mutuo, contexto que por lo visto no se ha entendido en este hermoso país. En nuestro México no hay protagonistas de un cambio para bien, la cacaraqueada transformación es una simple y burda broma.
A Andrés Manuel no le van a informar de lo que ha estado sucediendo en Xalapa con los enfermos de cáncer provenientes de cualquier región de la entidad. Se lo van a ocultar. El problema podría estallar después.
Si los resultados del 6 de junio próximo no le son favorables a Morena, a la mañana siguiente López Obrador se levantará con un mal sabor de boca, después de una noche de insomnio, en ese momento llamará a quien se le ocurra para que le exijan al gobernador veracruzano García Jiménez, o al superdelegado Manuel Huerta, un informe detallado de los acontecimientos que se habían venido presentado en la entidad, semana por semana, sector por sector, en el que habrán de encabezar el documento, con letras rojas: Salud y Seguridad, áreas prioritarias a las que AMLO podrá observar que nunca le dieron la debida atención.
Entonces podría suceder lo mismo que con el recordado “No te preocupes Rosario”, a un “No te preocupes Cuitláhuac”, con las consabidas consecuencias.
Alguien tendrá que pagar los platos rotos, y no será ninguno de abajo.
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