En el extravío, en el sin rumbo, en el México de hoy que no cuenta con un Proyecto de Nación; en el qué hay un desorden total en el quehacer público, entorno que golpea con severidad directamente a la población. Funcionarios de diferentes niveles siguen el ejemplo: evaden respuestas, justifican, señalan culpables, desvirtúan hechos. Secretarios de Estado se atraviesan unos a otros atendiendo áreas que no les corresponde, por incapacidad de algunos; hay también quienes de plano se ocultan ante su responsabilidad como es el caso de Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación Pública, SEP, quien no ha dado la cara, no ha concedido entrevista alguna a raíz de que se dió a conocer el ultraje y asesinato bestial de la niña de Fátima, una inocente de tan solo siete años.
La misma actitud ha mostrado -aunque oficialmente no es parte del gabinete, pero cumple una función como tal- Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH. La Piedra -así se le conoce hoy- por su dureza y falta de sensibilidad, al igual que Esteban Moctezuma, han adoptado la postura del avestruz. Para más organismos defensores de Derechos Humanos no exclusivos de México como Amnistía Internacional, en Carta Abierta solicitó este miércoles una reunión con el Presidente de México para conversar sobre posibles soluciones a la crisis de derechos humanos que se vive en el país.
Y los gobernadores, en la mayoría de las entidades siguen “en la local” -dijeran en la Sultana del Norte-. Al asesinato de Fátima le anteceden infinidad de crímenes y agresiones de odio contra niñas y jóvenes estudiantes, lo mismo a amas de casa; desafortunadamente no hay excepción de condición social. Suceda la tragedia que suceda, existen gobernadores que en ningún momento pierden la sonrisa, permanecen bailando salsa en alguna localidad, sin mostrar el menor respeto ante el duelo que pueden estar viviendo familias en ese mismo momento. Con mayor razón es explicable esta mísera actitud cuando el Ejecutivo estatal no es padre de familia. Esto sucede con el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez.
Y los legisladores federales ¡Se desgarraron las vestiduras! La Cámara de Diputados aprobó y festejó con bombo y platillo este martes modificaciones al Código Penal Federal para endurecer las penas por feminicidio, abuso sexual, “entorpecimiento” de la procuración de justicia, así como para tipificar el acoso sexual. El proyecto modificó el artículo 325 para señalar que la pena mínima de privación de la libertad por el delito de feminicidio será de 45 años, en lugar de 40 como hoy está estipulado. Mientras que la máxima será de 65 años y no los 60 que se aplican hoy en día.
Los días de multa por este ilícito también se incrementan: se impondrán de mil a mil 500 días, en la actualidad se imponen de 500 a mil días de multa.
Los mal llamados representantes populares, con lo que acaban aprobar hicieron algo así como: guácala, fuchi, caca. Como si con esa “brillante aportación” fuera la solución al grave problema de violencia; en vez de exigir se implemente una estrategia contundente que frene de tajo las atrocidades contra la población.
Vivimos un Estado bizantino, de inacción, o acciones inútiles y estériles. Pasaron de causar risa a provocar dolor y tristeza.
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