Todo indica que después de la estela de corrupción, terror y muerte que dejaron Fidel Herrera y el reo incómodo Javier Duarte en Veracruz, Chiapas se llevará la medalla de plata. Parece contienda entre mandatarios estatales por disputarse quién dejará el mayor cochinero político en sus respectivas entidades. Unos encarcelados, otros sujetos a investigación, algunos en la mira de la DEA, otros más en funciones, como es el caso de Manuel Velasco Coello, senador y gobernador por Chiapas al mismo tiempo, este último ha puesto el ejemplo de lo que se podrá seguir haciendo. La lista de gobernadores que adornan la galería de renegados rebasa la docena.
¿Pero cómo es posible esto? ¡Estamos en México. Qué caray! Sucede en las películas, sucede en la vida real, pero en política y en este país, lo imposible hay manera de hacerlo posible y que suceda, tal y como lo demostraron los recién estrenados senadores: nada cambia, todo continúa igual que hace 30, 50 o 70 años.
Imposible pensar que “El Güero” Velasco iba a despreciar una atractiva partida de recursos. Sean cinco o 15 mil millones de pesos lo que le correspondan a Chiapas, del fondo acumulado de la federación por el periodo de cinco años, mismos que serán entregados en este último trimestre a las tres entidades más pobres de México, no los podía desaprovechar.
Si alguien llegara a pensar que esta es una más de las “fake news” y de la basura que circula a gran velocidad en las redes sociales, no es así; la bolsa acumulada y el reparto a las entidades con mayores índices de pobreza es real. Tan real como que en Chiapas más del 77 por ciento de la población viven en situación de pobreza; que en 22 municipios, entre el 95 al 99.5 de sus habitantes subsisten en condiciones paupérrimas.
Los chiapanecos comentan que como si fuera maldición, cuanto más dinero llega al estado mayor pobreza hay. “Se podrá o no estar de acuerdo con mi decisión y estoy consciente de los costos políticos que conlleva, pero también estoy convencido de que es lo correcto y es actuar de forma responsable de cara a los chiapanecos", reclamó el gobernador Manuel Velasco, quien por poco y logra hacer derramar lágrimas a la población, en Chiapas, donde se inauguraban hospitales sin terminar, sin equipar y sin personal médico.
La aprobación por parte del Senado para que Manuel Velasco regrese a terminar la administración estatal que inició, sigue calando muy hondo. No fue una mala decisión, fue un pésimo acuerdo de última hora. Fue enviarles la señal a gobernadores actuales y futuros de que no tienen de qué preocuparse, que seguirá habiendo manera de llegar a arreglos.
Karime Macías, esposa del exgobernador Javier Duarte -considerado el ícono de la corrupción, de fama internacional-, continúa despilfarrando el dinero de los veracruzanos en Londres, sin ninguna preocupación. La exprimera dama veracruzana ha de estar pensando de qué manera va a exigir a todo aquel que la ha señalado de ser partícipe de la corrupción y de disponer de miles de millones de pesos que estaban destinados a la construcción de hospitales y escuelas, una vez que su esposo Javier Duarte abandone el Reclusorio Norte.
El ejemplo con el que arrancaron en el Senado de la República, es una pésima muestra de lo que viene. No estamos hablando de la farsa de austeridad por un día, no eso no. Lo realmente preocupante es la señal que envían a los mandatarios estatales: que todo podrá seguir igual.
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