En el país galo, el Consejo Constitucional, órgano encargado de controlar la constitucionalidad de las leyes, dictaminó el pasado viernes que las personas que ayuden de manera desinteresada a los migrantes indocumentados en territorio francés estarán actuando legalmente. Medida conocida hoy como Principio de fraternidad.
No es ajeno ni es nuevo el decreto en mención. Herencia del siglo de las Luces, la divisa "Libertad, Igualdad, Fraternidad" se proclama por vez primera durante la Revolución francesa. La diferencia es que la arraigada actitud de unidad y concordia entre los franceses, hoy en día se extiende hacia los ilegales extranjeros. En los artículos 2 y 72 de la Constitución, el Principio de fraternidad así quedó plasmado en una fracción: “la libertad de ayudar al prójimo, con un objetivo humanitario, sin consideración de la regularidad de su estancia en el territorio nacional”.
Pudiera interpretarse como un contraste lo que está sucediendo en nuestro país. Autoridades electas, próximas a servir en el Poder Ejecutivo y Legislativo; en los tres niveles de gobierno, permanecen en modo de candidatos, desubicados de la responsabilidad que ya tienen en sus manos. Lo mismo sucede con los “Amlovers”: los adoradores de López Obrador, insistentes en insultar y agredir a todo aquel que no estuvo de acuerdo con las propuestas de quien tomará posesión como presidente de los mexicanos; escenario nada conveniente para el país, de mantener el odio entre la población, reflejado en las ofensas.
Al único que los apasionados de Morena le podrían hacer caso es a Andrés Manuel López Obrador. Le corresponde a Amlo hacer una declaratoria de paz, que ya le bajen; hacerles saber que ya no hay necesidad de escarnios, que la campaña quedó atrás y que ya tienen en su poder el mandato presidencial. Un llamado a la unidad y la concordia está pendiente.
Morena seguirá creciendo. Día a día se incorporarán más y más políticos; todo aquel que no sabe, no puede, ni está dispuesto a vivir fuera de la ubre presupuestal.
A Cuitláhuac García Jiménez, gobernador electo de Veracruz, por supuesto que le van a tomar la palabra, al abrirle las puertas a militantes de otros partidos. Los primeros que darán un paso al frente para alinearse a las filas morenistas, serán los inescrupulosos oportunistas, los que tienen serios señalamientos o acusaciones de corrupción en las dos administraciones estatales anteriores, así como militantes de otros partidos que van a desaparecer. De eso están pidiendo su limosna
Pero. Sí hay un pero. No todo es miel sobre hojuelas, al menos en un país democrático, en el que al abrir el zaguán de par en par a los corruptos, representa un grave riesgo. De tal manera que al saturarse de sujetos indeseables, resultaría literalmente imposible convertirlos con amor terrenal en hombres de bien. Es decir, implicaría un fuerte obstáculo más para verdaderamente llegar a alcanzar la Cuarta transformación prometida, ofrecimiento que por sí solo es demasiado complicado; que ha sido motivo ya de entrar en contradicciones respecto a lo prometido.
Una duda que flota en la atmosfera política es si AMLO escuchará a Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación, o el nombre que le lleguen a dar a la Secretaría encargada del orden y la seguridad interior, quien debe dominar las leyes al revés y al derecho, de alguna manera además conocedora de la conducta de los individuos.
La exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sabe que incorporar a sujetos señalados o acusados de corrupción, que en vez de recibir castigo, se les otorga un cargo dentro de la nueva administración pública, podría liar con un grave riesgo para el Proyecto de nación, por consecuencia para los mexicanos en general. Lo mismo ocurre en los casos en quienes lograron la reelección en un cargo público.
Aproximadamente 250 años antes de Cristo, precisó Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”.
Este principio de la mecánica bien encaja en la política, que a través de la historia de la humanidad nos muestra que muy pocos gobernantes lo han sabido aprovechar, en bien de la población; aún con todo el poder, como punto de apoyo.
La afirmación del científico griego, bien podría ser tomada en cuenta el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien no únicamente tiene un punto de apoyo, tiene mucho más que eso.
AMLO tiene todo, absolutamente todos los puntos de apoyo a su favor, para mover, no al mundo, pero sí, efectivamente, en esta ocasión mover a México, hacia la paz, la prosperidad y el bienestar de los mexicanos.
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