No es para menos, el tema ha dado y seguirá dando mucho de qué hablar. Una nueva especie de hombres superiores próximos a entrar en acción en el escenario político nacional. Estos personajes escaparon a la imaginación creativa de autores de la talla de Joanne Rowling, H. G. Wells, Kim Stanley Robinson, por mencionar únicamente a estos.
El sistema político mexicano no tiene límites. El poder se transforma. Cambia de nombre, de color, de personajes; al final de cuentas la clase política no tiene forma de negar el ADN.
Es posible afirmar que la política es una ciencia en que la realidad va siempre mucho más lejos que la imaginación. La creación de los coordinadores estatales en la administración federal que va a iniciar confirma lo anterior.
¿Quién se iba imaginar que un solo hombre llegara a cubrir el desempeño de más de una veintena de funcionarios? Una persona de manera sorprendente tendrá la capacidad de dominar cualquier área del servicio público, en cualquier terreno, y por consecuencia tomar decisiones.
A partir del primero de diciembre próximo los mexicanos ya no tendrán de qué preocuparse; podrán dormir tranquilos, pues un hombre velará de día y de noche por la paz, la salud, el crecimiento económico, el campo, la obra pública y cualquier otra área.
La nueva casta de deidades, tendrán la capacidad suficiente para una reacción inmediata ante un inesperado brote epidemiológico. Podrán girar las instrucciones acertadas previas y labores de auxilio ante la amenaza de un huracán. Tendrán la habilidad necesaria para solicitar, implementar y dirigir un operativo de fuerzas federales ante un posible hecho de violencia, que por supuesto y por desgracia no va a desaparecer como por arte de magia el uno de diciembre. Podrán dar un diagnóstico de ingeniería civil ante el riesgo de colapso de un puente o de un derrumbe. Serán además capaces de emitir juicios en lo que se refiere a los sectores: educación, turismo, agropecuario, etcétera, etcétera. Bueno, cualquiera de los personajes X Men envidiarían los poderes que van a tener los coordinadores estatales.
Junto a cualquier actor de esta novedosa estirpe, habrá gobernadores que representen un cero a la izquierda, incapaces de atreverse a tomar una decisión propia, sin antes consultar y pedir el visto bueno del correspondiente supremo coordinador.
Ya en marcha, en el acontecer, las culpas serán de los gobernadores; las medallas se las colgarán los coordinadores estatales.
¿Se podrán imaginar cómo será la relación de Delfina Gómez con el gobernador Alfredo del Mazo en Edomex? ¿O de Carlos Lomelí con Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco; o de Joaquín Díaz Mena con Mauricio Vila, gobernador de Yucatán? Cuando los tres primeros recién nombrados coordinadores en esas entidades fueron candidatos perdedores a la gubernatura de sus estados.
Los súperdelegados meterán aguja para sacar hilo, provocarán fuegos para vestirse de bomberos. Serán las orejas con acceso directo a cualquier hora al teléfono rojo o al celular del Uno. Serán los que informarán quién dice y qué dice. A los secretarios de Estado se los pasarán por el Arco del Triunfo; los coordinadores de todas las entidades están identificados como puro “general”.
En cada entidad habrá paz, prosperidad, salud, educación, bienestar, desarrollo del campo y de cualquier otra área. Debutarán los todopoderosos, todoterreno.
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