Parte de la guerra comercial declarada por el vecino país del norte, en reunión este lunes en la CDMX se llegó al acuerdo de aplicar un arancel de 20 por ciento a la importación de carne de cerdo procedente de Estados Unidos. La medida será publicada pasado mañana en el Diario Oficial de la Federación.
Hace exactamente 250 años, Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y Barón de Montesquieu, en su obra literaria “El espíritu de las leyes”, propuso que era necesario que las funciones del Estado se dividieran y separaran entre distintos poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, para que mediante los arreglos de las características el poder se autocontrole, a fin de evitar la tiranía.
El sistema de separación de poderes, creado por Montesquieu, adoptado hoy por todas las democracias occidentales, en México, específicamente en Veracruz, el Legislativo Federal veracruzano feneció.
Así, de ese tamaño. Lo que debía funcionar en tres ramas independientes y en tres áreas de responsabilidad distintas, en el que debería operar en base a un sistema de pesos y contrapesos, para desgracia de los veracruzanos, la fracción parlamentaria federal simplemente dejó de funcionar.
La anterior aseveración, sonaría en tono de exageración, mas no es así. Es la realidad de lo que ha venido sucediendo.
No se recuerda que haya existido un bloque de diputados federales veracruzanos tan gris como el que está por concluir; contempla los distintos colores. Las iniciativas que presentaron fueron mínimas, de las cuales varias fueron rechazadas; otras de plano resultaron triviales, intrascendentes para la población.
Entre estos se encuentran los llamados “niños de la fidelidad”, hoy avejentados, por la incertidumbre de lo que podrá venir más adelante, lo que los mantiene en la zozobra. Porque dentro de 87 días concluye la actual Legislatura Federal: se les termina el fuero a los diputados señalados de ser responsables del socavón que le ocasionaron a las finanzas públicas de los veracruzanos.
Son los que se desgarraron las vestiduras tres semanas antes de que su jefe y amigo Javier Duarte de Ochoa emprendiera la graciosa huida; que en montón, veinte diputados federales del PRI y del Partido Verde –“Ecologista”, como broma de mal gusto-, de la bancada veracruzana refrendaron su “incondicional apoyo” al hoy reo incómodo del Reclusorio Norte, a través de un desplegado publicado en medios de circulación nacional reprochando a la dirigencia nacional del PRI las expresiones de retirar los derechos políticos a Duarte de Ochoa.
Entre esos, debe haber quienes acaricien la posibilidad de resultar beneficiados por la posible declaratoria de Amnistía, en caso de que se lograra instaurar la “República Amorosa”; que llegado el momento, ya cuando deambulen sin fuero, se vean en riesgo de ser aprehendidos por ser responsables de peculado por miles de millones de pesos, en reciprocidad tengan la suerte de ser pronunciados “perseguidos políticos” y reciban la encomienda de un nuevo cargo público.
Montesquieu se sentiría frustrado al ver que los diputados federales veracruzanos, lejos de cumplir con su responsabilidad de hacedores de leyes, resultaron improductivos; pero eso sí, se cotizan muy alto, han cobrado bastante bien; sin importarles que en San Lázaro y en sus respectivos distritos han permanecido en el bostezo constante, propio del amodorramiento.
Del total de diputados federales veracruzanos. ¿Cuántos estuvieron exentos de la somnolencia Legislativa?
¿Uno? ¿Dos?
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