La Cuarta Transformación sigue acumulando abolladuras en el supuesto proceso; o encajándole más grilletes. Los legisladores federales pasarán una navidad con más de 233 mil pesos en la bolsa, el cual comprende un ofensivo aguinaldo exento de ISR, impuesto que será absorbido por el “pueblo sabio”. Bancadas de todos los partidos tuvieron un acuerdo unánime para que los diputados federales reciban esa cantidad libre de impuesto, a más tardar el 15 de diciembre, gratificación por cuatro meses de “ardua y desgastante” labor legislativa. Austeridad republicana pura. “Juntos Haremos Histeria”, parecen decir los legisladores federales. Versiones afirman que ya recularon, que los de Morena sí pagarán ISR. Ya se sabrá, posiblemente.
Se escucha que pronto se podría presentar una iniciativa para que legisladores federales y locales puedan portar un chicharito –audífono-, o usar teleprompter a la hora de subir a tribuna, para evitar aquello de: ¿Cómo se llama eso que se toma? –Café. ¡Ah sí, quiero un café!
La problemática continúa. Violencia, ejecuciones, secuestros y demás modalidad criminal no cesa. La inseguridad y la pobreza no se han enterado que ya estamos en el séptimo día y que debieron haberse marchado; las necesidades se agudizan. Los 15 mil jefes de cárteles y células delincuenciales en espera de saber de cuánto será la mensualidad que recibirían de un programa de empleo temporal, para ver si les conviene y le entran, y de esa manera dejan a un lado el narcotráfico, asaltos y levantones. “No es que salgamos a buscar criminales, es que aquellos que quieran colaborar con la justicia pudieran recibir algún beneficio", declaró sin entrar en detalles en noviembre pasado Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública, durante el anuncio del Plan de Paz.
Esforzados empleados que ganan el salario mínimo o menos, con jornadas de 10 horas diarias por seis días de la semana, en la incertidumbre por la fecha en que empezarán los ninis a recibir su mensualidad de 3 mil 600 pesos; si será con Santa Claus, Reyes Magos, o en La Candelaria, porque les va a beneficiar anotarse en la lista, sin tener que llevarse una joda, por menos.
Tal parece que el presidente López Obrador tuvo la visión de que sería necesario crear una figura paralela, o delante de los gobernadores, en algunos casos; por lo que optó por que fuera parejo: que en las 32 entidades federativas tuvieran un delegado federal, multifuncional, hoy conocidos como “superdelegados”. Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, concentrado en pelear de lleno con el pasado, y dejar descubierta la delantera -lo que nunca hizo en el futbol-. Acaba de solicitar al congreso de aquella entidad la remoción inmediata del fiscal general del estado, Uriel Carmona Gándara, y del fiscal anticorrupción, José Jesús Salazar Núñez, por considerar que estos nombramientos no cumplen con lo dispuesto en la Constitución mexicana y la Ley General del Sistema Nacional y Estatal de Seguridad Pública. El gobernador morelense culpa de todo a su antecesor, Graco Ramírez, en eso se ocupa.
Claudia Sheinbaum, la nueva gobernadora de la Ciudad de México, también le provoca urticaria el pasado y arremete, no se quiso quedar atrás, se pitorreó porque al llegar a su nueva oficina encontró ventanas blindadas que había mandado instalar su antecesor Miguel Ángel Macera. “Vamos a preguntar a ver quién las necesita. A lo mejor las mandamos allá con el avión presidencial. La jefa de gobierno no tiene miedo, no sé por qué se necesitan puertas blindadas”, presumió la Sheinbaum, cuando la CDMX es considerada zona caliente. También anunció acabar con la corrupción. Le cortó la cabeza al cuerpo de Granaderos, quienes a partir del próximo primero de enero la corporación tendrá un nuevo nombre y portará otro uniforme. La debutante jefa de gobierno de la CDMX repite: todos han sido una bola de corruptos, menos nosotros.
En Veracruz, “haiga sido como haiga sido”, la clase política priísta y verde, o sandía, de plácemes por la liberación de exfuncionarios del duartazo que permanecían encarcelados en el reclusorio de Pacho Viejo. Se reafirma entre estos que “no pasó nada”, que todo el desastre y brutalidades cometidas fue producto de la imaginación de los veracruzanos, por lo que quienes enfrentan un proceso judicial son víctimas de odio y venganza política. El día que Javier Duarte de Ochoa abandone el Reclusorio Norte, habrá fiesta tricolor en Veracruz.
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