Por Rafael Arias Hernández.
A Manuel Aguilera Gómez, amigo y economista ejemplar.
Frente a la realidad, sobre todo la económica, política y social, se debe siempre asumir una responsabilidad. Inaceptable no hacer nada, evadir, ausentarse y no interesarse, ni poner atención a lo que sucede. Sobre todo, hay que insistir y decir que, de muchas formas, cada vez más claras y evidentes, es innegable y notoria, la toma de conciencia del peligro y pérdida de oportunidades que, de no aprovechar en todo su potencial, simplemente puede conducir a padecidas vivencias, correspondientes a la conocida experiencia, de un presente cancelado y un futuro negado. Mucho por hacer en la Economía.
Así, muchos sobresalen, por su deseo y voluntad de hacer su propia vida, porque exigen, necesitan información objetiva, actualizada y confiable para ejercer sus derechos y libertades, así como cumplir con sus responsabilidades y obligaciones; específicamente, para tomar sus decisiones, y consecuentemente, hacer su proyecto de vida, empezando por decidir y participar responsable y activamente, en los asuntos públicos de su interés e incumbencia. Para ciudadano y sociedad, en la actualidad es imprescindible informarse y participar, analizar y decidir.
Los jóvenes de siempre siguen aferrados a la esperanza, a la posibilidad de que se entienda, que la principal preocupación e inquietud, tiene que ver con el rechazo a una realidad con pocas y cada vez más reducidas oportunidades; con ofensivas condiciones de pobreza, marginación y otras inaceptables formas, así como de reconocidas limitaciones y sacrificios crecientes; y, por si fuera poco, con notorias e inaceptables formas y situaciones de delincuencia activa e impune, de violencia e inestabilidad; y en general, de una injusticia inadmisible, hoy y siempre.
Así la sabia cultura popular sostiene y comprueba, entre otros muchos temas, “que del dicho hay un gran trecho”; “que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones”; “que de lengua me como un taco”; “botellita de jerez, todo lo que me digas será al revés”
Toda organización social es oportunidad presente y también problemática creciente. Y también, se sabe, que es solución potencial, al mismo tiempo que dificultad evidente.
En todo caso, para su movilización, presencia e influencia, las organizaciones y expresiones sociales, y todo espacio individual y
colectivo, exigen permanentemente, información y comprensión amplias, crecientes y permanentes, para su correcto y actual entendimiento y atención. Sobre todo, para la búsqueda y aplicación de necesarias soluciones. La economía siempre presente.
Inadmisible ignorar o minimizar, desentender o desaprovechar sus potencialidades y oportunidades, presentes y futuras.
No es, ni debe ser posible, aceptar y permitir que quienes asuman las responsabilidades y obligaciones gubernamentales o públicas, desconozcan, o ignoren, o no sepan, ni entiendan su realidad y lo que sucede, ni sus causas y consecuencias, como el agravamiento y ampliación de problemas y conflictos sociales, prioritarios que atender y resolver. Ignorar lo económico es fatal o simplemente perjudicial.
Empezar siempre por identificar y señalar a quienes si cumplen y hacen su trabajo; son pocos, pero los hay y debe apoyárseles para que cunda el ejemplo.
Por otro, las preguntas se aglomeran.
¿Qué hacen entonces, ante tantos gobernantes y funcionarios, que no hacen lo que deberían hacer? ¿Qué hacer con esos, que además solo se dedican a cobrar y consumir valiosos recursos públicos y desperdician y hasta ignoran valiosas oportunidades para el bienestar y el desarrollo?
¿Cómo y para qué usan y aprovechan las atribuciones institucionales y el poder público, que confianza social y las leyes les otorgan para representar y atender a la población en general?
Ahí están los temas de actualidad. No es lo mismo, lo bueno que lo malo o lo peor. Todos y cada uno de los asuntos públicos siempre exigen atención y sobre todo evaluación.
Siempre es tiempo de informarse y participar. Empezar por exigir el cumplimiento puntual y preciso de publicar y difundir la información pública, que su encargo obliga realizar a todo gobernante, funcionario y servidor público.
Simple, sencillo y claro. Hay que hacer válido el derecho a saber y también, exigir a todos, el cumplimiento puntual de su obligación de informar; esto es, en todo caso, aplicarles la ley, para reconocimiento y estímulo, o para denuncia y castigo.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
|