Por Rafael Arias Hernández.
No hay duda que en México se deben seguir enfrentando y resolviendo
viejos y nuevos problemas. Bien se sabe, que nada justifica sostener y
padecer delincuencia e inseguridad pública crecientes; y mucho menos,
ineficiencia y corrupción gubernamental evidentes.
Ahí están los hechos: inseguridad en aumento, destacándose 36 mil
homicidios dolosos para 2019, de los cuales solo se castiga a 1 de cada 10;
además, considerado el país más corrupto de la OCDE, y uno de los
primeros de Latinoamérica. Ejemplo de la impunidad como sistema.
Imposible aceptar y soportar, una política económica y financiera de bajos o
nulos resultaos, que mantienen y prolongan desempleo e informalidad,
desigualdad y pobreza, hambre y marginación de innumerables seres
humanos.
Más de 52 millones de habitantes, el 42% de la población en situación de
pobreza en 2018, y 7.4% en pobreza extrema.
Aumenta la desocupación a 2.1 millones de la población económicamente
activa (PEA), a septiembre de 2019, con una tasa de 3.6%; y la informalidad
también crece, llegando a 31.2 millones, esto es el 56.4%.
En general, aumentan las condiciones críticas de ocupación, y la
precarización de tiempo e ingreso de los trabajadores. Según la ONU, crece
el hambre en el país y afecta a 4.7 millones de habitantes, manteniéndolo
en el segundo lugar en Latinoamérica.
“De acuerdo con la última medición de carencia alimentaria de CONEVAL,
8.7% de los mexicanos vive con inseguridad alimentaria severa siendo
Tabasco, Guerrero y Michoacán, los estados con mayor porcentaje de
personas en esta condición.” (https://www.publimetro.com.mx/mx/nacional/2019/11/17/4-
7-millones-de-mexicanos-viven-con-hambre-onu.html).
Como siempre, el reto es contar con gobiernos, que garanticen logros y
avances, en crecimiento económico y bienestar social.
Después de décadas de experiencia y cuestionados resultados oficiales, es
lamentable encontrar que todavía hay quienes a pobreza y marginación, a
inseguridad y delincuencia, les quieren combatir, reducir o eliminar a base
de saliva, de declaraciones y discursos, o de repetidos mensajes oficiales
tan increíbles como infundados o contradictorios.
E incluso, encontrar que todavía algunos insisten en presentar
interpretaciones tecnocráticas, que pretender mostrar o justificar ilusoria
reducciones o inexistentes soluciones. Llegando incluso a intentar reducir la
pobreza, eliminando, desapareciendo o haciendo invisibles a los pobres y
a los afectados o víctimas de la inseguridad pública y el crimen.
Olvidan que, de muchas formas, demasiada información muestra y
demuestra la inocultable realidad.
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Inútil, intentar hacer, a unos y otros, invisibles estadísticamente;
reclasificándolos, aumentado los tipos de pobres y bajando el nivel
estadístico de subsistencia; ignorándolos; o simplemente integrándose a
ellos mediáticamente, para anunciar, fotografiar o reproducir imágenes,
crónicas y noticias tan piadosas y conmovedoras, como el tamaño del
fracaso y del injusto sacrificio en el que se mantiene a millones, generación
tras generación.
Por cierto, se debe insistir en recordar y recordar hasta el cansancio, que el
principal programa de ayuda a los pobres, es de los pobres; de aquellos que
tuvieron que emigrar del país para encontrar oportunidades y trabajar,
enviando remesas a los pobres que aquí se quedaron, apoyan y sostienen.
Una de las exportaciones más importantes de México, es de pobres, que a
cambio envían o producen, más de 36 mil millones de dólares este año.
VOZ QUE NO SE CALLA.
Cualquier autocrítica puede partir de lo notorio y conocido. Buenos para el
espectáculo. Profesionales en lo innecesario, en lo secundario. Expertos en
lo accesorio dejamos pasar lo significativo, desatendemos lo importante.
Soslayamos lo principal. Así somos, en muchas cosas. Tal vez, en
demasiadas.
Pero los tiempos cambian. Las condiciones son otras, y aunque las voces
de protesta se repiten y hacen presentes, porque son la voz que no se calla;
ahora, lo importante también, es fortalecer el intento de cambio que se
hace, aportando libre y consistentemente críticas o apoyos. Entender que el
esfuerzo que se ha iniciado, es para atender necesidades básicas y
justificados reclamos de las mayorías.
Intento y cambio iniciados, con virtudes y defectos, pero que exige
atención y respuestas, participación y evaluación social permanentes.
Empezando por identificar y valorar logros y avances, pendientes y
retrocesos.
En otras palabras, preciso tenerse siempre presente, que para enfrentar la
realidad, con acciones viables y pertinentes, de gobiernos eficientes, se
necesita más y mejor participación y evaluación social. Evaluar toda acción
y actividad gubernamental; y poner mucha atención al uso y destino de los
recursos públicos y de las atribuciones institucionales.
No basta el bombardeo oficial exagerado, que analgésicamente repite en
todos los medios, y de todas las formas, las victorias pírricas y muy caras,
mezclando logros mínimos e intrascendentes, con contados avances
importantes.
No es conveniente, soslayar o minimizar, como siempre, mares de
demandas sociales pendientes y océanos de necesidades no atendidas.
En otras palabras, imposible ignorar o menospreciar los crecientes
reclamos, con sus evidentes manifestaciones de malestar y protesta,
inestabilidad y hasta de violencia.
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Una y otra vez. De muchas formas la realidad nos señala y exige pensar en
lo que se hace, y hacer lo que se piensa. Evaluar resultados y prever lo
previsible.
Gobernar al gobierno, es práctica imprescindible, aleccionadora, útil y
constructiva, que empieza por dar seguimiento y evaluar siempre, a todo
gobernante y funcionario.
Necesario valorar lo que hacen y no hacen, simplemente porque son, por
principio y en esencia, servidores públicos obligados, todo el tiempo y en
todo lugar, a la Transparencia, la Rendición de Cuentas y el Acceso
Público a la Información.
Gobernar sin estos instrumentos, facilita o propicia simulación y engaño,
voluntarismo y secretismo gubernamental. Incluso, propicia presuntos
responsables o confesos de corrupción e impunidad.
Hay que reconocer lo mucho por hacer; incluyendo, apoyar y mejorar el
intento de cambio en marcha que, a poco más de un año, muestra
esfuerzos realizados, contenciones efectuadas y los pocos (pero valiosos)
logros y avances alcanzados, entre otros: contener inflación, corrupción,
saqueo y gasto público injustificado; mejorar salarios y prestaciones a
trabajadores, y dar asistencia, atender y apoyar, a mayorías olvidadas y
marginadas; y reordenar la administración pública.
Tiempos de participar y asumir compromisos.
-Académico.IIESESUV. Twitter@RafaelAriasH, Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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