¿En qué estamos? ¿Cómo llamar a la situación económica que se enfrenta?
Los conceptos aparecen y se imponen en el lenguaje social cotidiano y en el discurso gubernamental. Mientras siguen, inflación, desempleo y desempleo.
Así, más allá de datos, estadísticas e información, se habla de estancamiento o reactivación, depresión o crecimiento, recesión o expansión, contracción o repunte, desaceleración o incremento, y muchas más expresiones que pretenden definir y explicar lo que sucede. Sobre todo, para identificar y definir lo que se debe y se puede hacer, en forma clara y sencilla.
Empezar, por precisar que considerar y abordar la economía es, sin duda, una de las políticas centrales, tanto gubernamental como social; que exige más del hacer, que del decir; ante crecientes necesidades y requerimientos inocultables, que demandan resultados. Menos rollo y más desarrollo.
La realidad se hace inocultable y manifiesta sus características y retos. Se padecen, sin duda, un conjunto de crisis pendientes de resolver que, indiscutiblemente, crecen y se complican; y que también exigen una política económica apropiada y caracterizada por contribuir con buenos resultados, a la atención a las necesidades básicas y la solución de los problemas que padecen millones y millones de mexicanos.
Situación nada fácil, caracterizada entre otros aspectos, por presentes y crecientes indicadores adversos, como el bajo, nulo o decreciente crecimiento en la mayor parte de las entidades federativas; la persistente inflación, que se sostiene en niveles que perjudican y sacrifican a las mayorías; los inocultables volúmenes de desempleo, subempleo e informalidad, acompañados de bajos salarios y contadas prestaciones; la baja capacitación de presentes y futuros trabajadores; y, otros factores importantes, como la falta de información disponible y accesible, vinculada con el conocimiento de oportunidades y potencialidades gubernamentales y sociales, sectoriales y regionales . Todo esto y más, influido o determinado, por un sector externo favorable en algunos aspectos; y desfavorable en otros, que influyen y determinan, niveles de inversión, de presencia empresarial y de atención a mercados tradicionales o emergentes.
Y, además, vinculada con millones y millones de seres humanos, atrapados en altos niveles de pobreza y de pobreza extrema que, sin duda, la inflación incrementa. Difíciles condiciones y perspectivas que se hacen presentes, como las del sector salud, afectado por insuficiencias y efectos pandémicos; las de la
violencia que afecta la seguridad pública; las de la crisis de las finanzas públicas; y las de los múltiples efectos que ocasionan otras problemáticas, como la migración humana de nacionales y extranjeros que cruzan el territorio mexicano.
Situación y tema que exigen, atender y enfrentar, más no ocultar o subestimar, la realidad actual y del futuro inmediato. Distinguir los alcances y resultados del decir y el hacer, de la oportunidad y la efectividad.
Y, desde luego, identificar las limitaciones y defectos de las políticas gubernamentales que no han podido generar y ofrecer oportunidades, a millones de mexicanos que, ante situaciones adversas, tienen que partir y encontrar trabajo fuera del país. Mismos que, como una prueba de su responsabilidad y solidaridad familiar y social, envían puntualmente las remesas (más de 50 mil millones de dólares en 2021), que se han convertido en el principal programa social, no gubernamental, de apoyo a los que se quedan y se sostienen con lo que sus familiares les envían. Remesas de pobres que se van, a pobres que se quedan.
En fin, es vital entender y atender la economía, para lograr una integración armónica, funcional y efectiva de la política gubernamental federal, estatal y municipal, que vaya más allá de “más de lo mismo”, que supere el tradicional y perjudicial centralismo, para que se propicie y apoye la descentralización y el fortalecimiento económico.
Nunca es tarde para ajustar y empezar. Aunque hay que reconocer y prever que, entre más se demore aplicar soluciones pertinentes y suficientes, efectivas y de resultados, más daños, pérdidas y sacrificios se ocasionarán
La cuestión central es reconocer que la realidad se desborda y complica, cuando del dicho al hecho, se comprueba que con la persistente inflación hay más pobreza, e inseguridad.
Imprescindible dar su lugar a la economía y los otros aspectos importantes y prioritarios. Entender que la responsabilidad gubernamental, en todos sus ámbitos, no se puede reducir a atender solo con un tipo de política, programa o acción. Debe entenderse que, desde sus inicios, desde su formación y puesta en práctica, debe caracterizarse por su temporalidad presente y de futuro inmediato, por ser integral y completa, efectiva y evaluable, basada en hechos y resultados comprobables. Y también por incorporar, la participación y evaluación ciudadana y social. Es la economía…
Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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