Las predicciones se cumplen, se hace realidad la inolvidable predicción, para muchos desatendida o ignorada profecía, de que “los ricos son y serán más ricos y los pobres más pobres.”
Inocultables, en lo federal, lo estatal y lo municipal, costos y consecuencias de inflación y carestía; estancamiento o recesión; inseguridad y violencia; pasividad y conformismo ciudadano y social; y, desde luego, de ineficiencia y delincuencia gubernamental. Abundan las estadísticas e información al respecto.
Importante tener presente, que el crecimiento se da en una desigualdad presente y creciente. Y, además, que de una y muchas formas, se nota y fortalece, la polarización social y el tipo de desarrollo económico desigual, que ha traído la también presente y creciente globalización.
Oportuna recomendación, la lectura al respecto de la reconocida periodista, escritora y activista canadiense, Noami Klein, quien en obras como NO LOGO y VALLAS Y VENTANAS, publicadas por Editorial Paidós, aborda diversos aspectos y efectos de la globalización, característicos de la actualidad. Además de presentar y analizar ideas, propuestas y oportunidades de cambio, así como retos y obstáculos que enfrentar y superar.
Naomi, como otros autores, ha contribuido a expandir, fortalecer y dar presencia al debate sobre la globalización, sus características, así como su impacto presente y su futuro.
Ante la lentitud, improvisación, insuficiencia e incapacidad de los diversos tipos y ámbitos de gobierno, las crisis que afectan al planeta aceleran, en todas partes, producción de pobres y marginados, de sedientos e inseguros, de aislados y desconfiados; y también, establecen y favorecen condiciones de inestabilidad social, violencia y delincuencia dentro y fuera de los gobiernos.
Resaltan en muchas formas, los convertidos en escandalosos ejemplos, como la regulación y el control gubernamental, cuya presencia o ausencia, ha favorecido y favorece a grandes saqueadores, estafadores y delincuentes, en especial los financieros. Se sabe y padece, la falta de dicha intervención oficial en tiempo y forma, ya que en muchos casos se retrasa, detiene, debilita su presencia y acción, o simplemente se comprueba que no llega.
En principio, con frecuencia, es simple y fácil de comprobar que la actitud es dejar hacer el daño, no importa su tamaño y a quien perjudica y afecta. Total, los socios, los cómplices y sus imitadores, los conocidos delincuentes en los gobiernos se encargan de que nada suceda, impunidad para su tranquilidad y distracción para su entretenimiento.
Por otro lado, también sobresale, lo evidente. Esto es, que con frecuencia se responde con políticas de inmediatez, ocurrencia y simulación; y también, con las de favoritismo, complicidad y corrupción para convertir recursos, instituciones y atribuciones públicas en negocios particulares, familiares o de grupo. En este contexto destaca la cuestión del agua, que merece comentario aparte.
Con frecuencia, hasta de la desgracia se saca provecho: los recursos que nunca llegan a los afectados por los desastres naturales o provocados; y los presupuestados, que no se entregan a los destinatarios identificados, como es el caso de muchos pobres y más necesitados.
Se sabe de casos, en los que se asignan, cuantiosos apoyos a damnificados profesionales o afectados habilitados, que se reparten con sus socios y
cómplices, los rescates a supuestas afectaciones, daños y perdidas previamente planeados, etc.
Por eso también tarde o temprano se sabe, a quienes se rescata primero, preferencialmente y con manga ancha; y a quienes se condena a pagar las consecuencias de lo que no hicieron, ni promovieron ni apoyaron.
COSTOS DE IMPROVIZACIÓN, INMEDIATEZ Y OCURRENCIA.
Nada de esto es nuevo, por eso hay que refrendar e insistir.
Cero por cero, hasta hoy da cero. La suma de ceros, hasta hoy da cero. Más de lo mismo, hasta hoy da lo mismo. Se cosecha lo que se siembra.
Si el calvario que se vive no se aprende, habrá que volver a vivirlo. Total, desde hace tiempo, somos el pueblo que gusta de toparse, una y otra vez, con la misma piedra.... en la cabeza.
Y hay que señalar y prevenir lo que inocultablemente se repite. Presionados por lo cotidiano nos hacemos prisioneros de lo inmediato; respondemos a base de ocurrencias y de improvisación. Las consecuencias son obviamente las mismas o similares, a pesar de que entusiasmados o enajenados, o ambas cosas, repetimos nuestros buenos deseos, insistimos en las buenas intenciones y continuamos esperando respuestas o resultados diferentes a las mismas actitudes y decisiones políticas.
Desde siempre también se sabe que se comete el error, lo demás son consecuencias.
Oportuno recordar y advertir, que lo grave no es cometer el error al intentar y en hacer el esfuerzo; incluso, en algunos casos, hasta la pérdida se podría justificar en un buen intento. Lo grave es que hasta de esta situación, se aprovechan quienes están siempre dispuestos a obtener ventajas, beneficios y privilegios. Las ineptocracias de la delincuencia gubernamental pueden ser, son un gran negocio.
Ni tan tontos ni tan desmemoriados, atrás de la complicidad, el desinterés y el dejar hacer y dejar pasar siempre hay un beneficio, una utilidad. Total, los costos, las consecuencias esas si se hacen sociales; como siempre, con cargo al presupuesto.
Siempre son tiempos de pensar para hacer y prever, para consolidar y fortalecer, participar y evaluar. Y, desde luego, vital identificar y defender el buen trabajo y lo bien hecho…si lo hay.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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