Por Rafael Arias Hernández.
Persisten y aumentan pobres y hambrientos.
Millones y millones de seres humanos destinados de por vida y hasta por generaciones, a limitaciones y sacrificios.
Sobresalen, el condenable uso y abuso de recursos públicos a ellos destinados; y la inaceptable condicionalidad de su manipulación, para aprovechar la creación y manejo de un clientelismo perverso.
Las mayores afectadas, al primer trimestre de 2021, son casi 30 millones de mujeres, de 15 años o más, que están fuera de la fuerza laboral. El impacto ha sido desproporcional. Ellas fueron, el 84% de los 1.6 millones de personas que salieron de esa fuerza laboral #PEA; y el 70%, o sea 7 de cada 10 personas, de los 2.1 m que ya no están ocupadas, también eran mujeres. (Julio A. Santaella.210521)
Estos y otros aspectos sobresalen y deben considerarse. La cuestión es clara, pero no tan simple y sencilla.
¿Qué permite identificar y entender, atender y resolver la pobreza?
¿Por qué aumenta o se sostiene la de tipo eco-social, en gran parte de la población?
Preciso señalar. ¿Qué hay de la pobreza mental o intelectual, y de los intereses que oculta y representa?
Importante y determinante. Lo primero que hay que entender, apreciar y aceptar, es si se tiene o no, la capacidad de entendimiento de lo que representan las necesidades humanas fundamentales (subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación e identidad); y, al mismo tiempo, si se tiene asegurada la adquisición mínima o suministro suficiente, en calidad y cantidad, de las llamadas necesidades básicas, elementales o de subsistencia.
Lo cual lleva a determinar o precisar, el tipo de pobreza que se pretende enfrentar y que se padece en forma importante.
Téngase presente que para el citado primer trimestre de 2021, tenemos ya en el país, según CONEVAL, el 57% de la población en pobreza, esto es casi 71 millones de personas.
Y en pobreza laboral, se pasó del 35.% a 39.6%.
Un mundo de hechos reflejados en cifras, en estadísticas que reflejan, sin duda, una nueva realidad más difícil y complicada, que exige conocimiento y diagnóstico comprobado y actualizado, objetivo y confiable.
No es posible hacer lo que se ignora, ni hablar de lo que no se sabe, ni hacer lo que se ignora y se es incapaz. La real realidad, desplaza al
repetido discurso del todo va bien y viene lo mejor. Cuando, por múltiples causas, se pasa de mal a peor.
Para simplificarlo, sin menoscabo de las demás necesidades humanas, se parte del principio de que, para empezar, debe ponerse atención puntual, a las básicas de supervivencia más sobresalientes. Sin satisfacerse debidamente, oxigenación, sed, hambre, vestido, vivienda, movilidad, recreación y otras ocasionan serios problemas.-.
Así, debe resaltarse esa capacidad de entendimiento y comprensión; esa capacidad mental o intelectual, para identificar, distinguir y apreciar, tanto la forma de subsistencia, como sus condicionantes. No se puede atender bien lo que se desconoce o ignora, se minimiza o suplanta.
La pobreza mental o intelectual, tiene alcances mayores, tanto en importancia como en consecuencias, pues impide conocer y entender a la pobreza básica, para atender sus causas y efectos, y diseñar o encontrar sus posibles soluciones.
LA POBREZA ECONOMICO-SOCIAL
Basada principalmente en no disponer de fuente de empleo e ingreso mínimo suficiente, para atender las necesidades básicas de subsistencia.
A mayo de 2021, con 20, 198,444 de empleos formales, apenas se llega al nivel que se tenía en septiembre de 2018; que fue de 20, 803,652; los últimos tres años han sido de CERO nueva creación. Recuperación lenta, se requieren, aproximadamente 800 mil anuales.
Además, debe mencionarse que de la población ocupada, por nivel de ingresos, se observa un empobrecimiento. Para empezar, también respecto al primer trimestre de 2021, la población ocupada es de casi 53 millones, cuando en el 2020 fue de 55 millones.
Disminuye población ocupada. Bajan los trabajadores subordinados y remunerados; hay menos asalariados; decrecen los trabajadores con percepciones no salariales: y se contraen, hasta los trabajadores no remunerados.
En esta comparación, al año solo aumentan los empleadores, y los trabajadores por cuenta propia.
En cuanto a niveles de remuneración, respecto a una menor población ocupada en 2021, en millones de personas, aumentan de 31.9 a 32.4, los que ganan de 1 a 2 salarios mínimos, al pasar de 58% a 61%.
A su vez, disminuyen los que obtienen de 2 a 3 salarios, de 8.6 llegan a 6.9 millones, pasando de 16% a 13%.
Y también disminuyen, de 6.5 a 4.3, los que ganan de 3 a 5 salarios, y los de más de 5 salarios, que pasan de 12% a 8%.
En pocas palabras, se puede decir que la pobreza se sostiene, que crecen desocupados y se padece disminución de ingresos.
LECCIONES POR APRENDER.
Inocultables enseñanzas que nos negamos a entender y aprender; la historia tiende a repetirse o agravarse cuando se permite que aparezcan o persistan, agraven y compliquen las condiciones que caracterizan esas perjudiciales situaciones.
La afectación de las crisis es mayor y más compleja. También llega, a la población ocupada informal, que a marzo de 2021 fue de 29.2 millones, 1.6 millones menos al mismo trimestre de 2020.
La tasa de informalidad rural fue de 77.3 %; mientras que en la urbana, fue de 42.5 %.
Los alcances del problema, como ya se citó, se perciben más claramente al considerar los ingresos por nivel.
Sin duda. Mucho que analizar y debatir al respecto.
Por lo pronto, no hay duda de la justificación de la ayuda inmediata, en subsidio o becas a quienes, en situación muy difícil lo necesitan. Dicho apoyo, excepciones aparte, en general, debe ser temporal, pues lo importante es asegurar verdaderas oportunidades de desarrollo personal, generando empleo, ingreso y prestaciones dignas.
Y ahí vamos, comprobando que padecemos las peores de las cegueras: una que se niega a ver lo que sucede; y la otra, que dice ver algo, que nadie ve y que simplemente se inventa o imagina.
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-Académico. IIESESUV Twitter @RafaelAriasH, Facebook: VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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