Por Rafael Arias Hernández.
Obligatorio evaluar, para identificar y distinguir acierto de error, logro de pérdida, avance de retroceso. Mucho por hacer y satisfacer.
En muchas formas, prevalece la idea de que la Democracia se define y acepta, simple y sencillamente, como “el gobierno de la mayoría”; esto es, la expresión en forma de decisión electoral, determina que gobierna, quien obtenga más de la mitad de los que votan.
Precisándose, que no necesariamente resulta ser representación mayoritaria.
En general el tema, ocasiona innumerables preguntas.
¿Minoría mayor, o mayoría general? ¿Democracia solo electoral? ¿De exterminio, imposición o exclusión y hasta simulación; o de integración, coordinación y colaboración de las partes, respetando diferencias y actividades opositoras? ¿Es ésta, la forma a la que aspiramos y por la que trabajamos? ¿Qué relación hay y debe haber, entre gobierno, oposición y población?
Mayoriteo o minoriteo, no deben ni pueden eliminar o minimizar libertades y derechos ciudadanos y sociales. Tampoco distorsionar o impedir los objetivos de integración de las partes, en el bien común o el interés general.
Uno y otro, no deben eliminar o imposibilitar la esencia de la Democracia y sus ejes centrales, como lo son la participación y evaluación permanentes, en y para todo asunto público, intención gubernamental, y sus repercusiones presentes y futuras.
Oportuno recordar siempre, que Democracia no es, únicamente derecho y acción de elegir o revocar, por más importantes que sean, representación y ejercicio del poder público, ya que temporalmente se otorga al electo, confianza y oportunidad de desempeñar el cargo, haciendo uso de recursos públicos y atribuciones institucionales, asignados en las leyes correspondientes.
Sistema o proceso. No puede reducirse solo, a votar y ser votado; ni limitarse a la acción pasiva de seleccionar o elegir, para después esperar y esperar, resultados o hechos, para comprobar acierto o error, comprobación o decepción.
En resumen, de acuerdo con este enfoque, hasta hoy impuesto y vigente: lo importante de la Democracia es la capacidad ciudadana y social de decidir, para un período determinado, a los electos; esto es, a quienes se nombra y confía representación y poder públicos.
Mientras se cumple el plazo, se tiene que esperar, hasta que llegue la siguiente elección.
Vista así. Establecida y predominante en esta forma, con sus virtudes y defectos, importante precisar que se desvirtúa y distorsiona, el verdadero sentido de la Democracia, al limitarla solo a la elección; además de reducir y restringir también, alcances y atribuciones, de las libertades y derechos permanentes de los ciudadanos.
Indebido orientarla o reducirla, únicamente al hecho de elegir (de tiempo en tiempo); y, hasta permitir o facilitar discrecionalidad, al dejar hacer y deshacer, a los electos.
Oportuno reiterar y precisar, que participar permanentemente en todo asunto público es no solo un derecho, es también una obligación ciudadana y de la sociedad en general.
Dos caras inseparables e indisolubles, de la Democracia.
Derecho y obligación de participar en planeación y decisión; en organización y movilización; en aplicación y operación; en seguimiento y control; así como en evaluación, retroalimentación y previsión.
El proceso democratizador, debe incluir este y otros temas, para entender y atender, bien y a tiempo, tanto los asuntos prioritarios y urgentes, como los programados y mediatos.
En todo caso, al participar y considerar, se debe auscultar la opinión, así como ejecutar la decisión democráticamente manifestada.
Recordándose siempre, que la buena gobernabilidad no se basa en el inmediatismo, la ocurrencia y la improvisación, como sistema y forma de funcionamiento.
La Democracia es un proceso, en aplicación y renovación constante, que involucra actitudes y aspiraciones, disposiciones y acciones, conocimientos y previsiones de diferentes tipos y disciplinas. Proceso, en el que nunca se deben olvidar, marginar o minimizar libertades y derechos ciudadanos y sociales.
Por lo tanto, hay principios que conocer y que observar en el antes, el durante y el después de la representación y la administración pública; sobre todo, tanto en su relación con el proceso democrático que lo sustenta (en legalidad y legitimidad), como en la atención de los asuntos y procesos fundamentales, para individuo y sociedad: salud, seguridad, educación, movilidad y, desde luego, suficiente cantidad y calidad, de oxigenación, alimentación y disponibilidad de agua para consumo humano.
La correcta atención de la problemática, exige como cuestión esencial, determinar la efectividad alcanzada, así como los grados de
responsabilidad, de seguimiento y control, para identificar y señalar el conocimiento y evaluación de aciertos y errores, logros y fracasos, éxitos y pendientes.
Establecer como principio ineludible, la presencia, participación y evaluación ciudadana y social permanentes. Exigir, a toda organización, institución o dependencia, tanto previsión y planeación, como eficiencia y optimización; y, en general, demandar un uso adecuado de recursos y atribuciones públicas.
Requerir, siempre, cumplimiento puntual y correcto de obligaciones y responsabilidades. Además, reclamar información actualizada y veraz; resultados comprobables; y cuentas claras y puntuales, para hacer las evaluaciones correspondientes.
Desde siempre, se ha comprobado, que no hay peligro y costo mayor que tener en el gobierno, en la administración pública, como responsables a ignorantes y soberbios, comprobados incapaces, ocurrentes y corruptos, que se la pasan quejándose y culpando a todo, o a otros. Esos responsables o culpables de pérdidas o retrocesos, siempre en detrimento y a costo de ciudadanía y sociedad.
Preciso, recordarles siempre que han sido electos para atender el presente y prever el futuro inmediato; que recibieron credibilidad y confianza, no para remontarse al pasado. o escaparse a un tiempo imaginario; ni para inundar de evasivas; y tampoco para ser ejemplo mismo, de voceros especializados en justificaciones, pretextos y disculpas.
Ineludible para todo gobernante y servidor público, es hacer su mayor y mejor esfuerzo, para obtener logros y avances comprobables; caracterizándose siempre, por atender las necesidades sociales y aplicar soluciones viables.
Quienes gobiernan, de acuerdo a Ángela Merkel, canciller de Alemania, “… no heredan problemas. Se supone que los conocen de antemano, por eso se hacen elegir para gobernar con el propósito de corregir dichos problemas…”
Democracia, proceso que siempre hay que mejorar y fortalecer
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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