Por Rafael Arias Hernández
Lo padecido por sexenios y décadas, en la forma de gobernar,
conduce fácilmente a reconocer que hay que prever y actuar de
inmediato, cuando el remedio, se está convirtiendo en el problema
o en parte de él.
En efecto, en la teoría y práctica de la política, bien se sabe que
cuando lo que se dice no corresponde a lo que se hace. Cuando los
resultados muestran y demuestran que la situación no mejora, o lo
hace muy poco. Entonces es oportuno y conveniente, tener
presente que hay que enfrentar y solucionar problemas, como:
La complicación ancestral de pobreza y marginación, de hambre y
miseria de millones y millones de seres humanos. Las inocultables
inseguridad y delincuencia en aumento. Las arraigadas ineficiencia,
corrupción y delincuencia, dentro y fuera de los gobiernos. La
evidente simulación, la multifacética impunidad y al acostumbrado
debilitamiento del Estado de Derecho, porque no se cumple ni se
hace cumplir la ley
A esto y más, se suman otros problemas que no pueden ignorarse o
minimizarse; mismos que se deben, entender y atender bien, a
tiempo y simultáneamente, como:
El reto permanente de asegurar e impulsar el crecimiento
económico y el desarrollo integral; con más y mejores empleos,
ingresos y prestaciones dignas; con estabilidad en los precios,
finanzas públicas sanas, así como fortalecimiento y apoyo a la
actividad empresarial.
La vieja y nueva aspiración de aumentar el bienestar social y la
calidad de vida, no pueden ni deben desatenderse; imprescindible,
además, tener siempre presente, el simple hecho de impedir que
permanezcan o aparezcan manipuladores, usufructuarios y
beneficiarios del clientelismo y favoritismo asistencial.
Y también hay que mencionarlo, se debe insistir en señalar y
reclamar, que se atienda, en calidad de prioritario, el problema
creciente y presente: el de la pobreza política, ampliamente notorio
e identificable, porque favorece y propicia, tanto a la ineficiencia,
como a la corrupción y delincuencia en todos los gobiernos.
EL CAMBIO DEBE TRAER MEJORES GOBIERNOS.
A reserva de regresar a este amplio y complejo tema, permítaseme
por ahora solo esbozar algunas ideas al respecto.
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Tema siempre prioritario, porque en muchos aspectos de todo
ámbito oficial, hay que procurar siempre su transformación a buen
gobierno y evitar, que pase de malo a peor.
Esto exige identificar cosas como:
¿Quién o quiénes, están a favor sostienen e impulsan,
complacencia y negligencia, ineficiencia y simulación, dentro de
instituciones y dependencias gubernamentales?
¿A quiénes favorece sostener un gobierno ineficaz y corrupto, que
fácilmente lleva a crisis de Estado?
Y hay que repetirlo, frente a estos colosales y nuevos desafíos
urgen legalidad y legitimidad; y también, honestidad,
responsabilidad, capacidad y efectividad.
En general, hay que evitar, que imperen prácticas ineficientes,
mismas fórmulas y mismas medidas experimentadas, de dudosos,
o malos y caros resultados.
En los tiempos actuales, en principio, hay que identificar y
reconocer, a los gobiernos del cambio, que verdadera y
perseverantemente lo intentan.
Valorar y distinguir, con objetividad, aciertos y errores; tanto logros y
avances, como pendientes y retrocesos. Comprobar lo que se dice
con lo que se hace, señalar diferencias entre dicho y hecho.
Gran mejoría identificar a los buenos servidores públicos, que los
hay.
La ventaja, entre otras, es que ahora se conocen y difunden más
rápidamente opiniones y propuestas, críticas y apoyos.
Localizarlas, organizarlas y movilizarlas, en forma de participación y
evaluación ciudadana y social, efectiva, permanente y activa, es
uno de los retos.
Así que, solo como adelanto, es posible afirmar que resulta
inaceptable, cara e inútil la pobreza política que, salvo excepciones,
se sostiene a base de negaciones o distorsiones de la realidad,
manipulación de hechos y verdades a medias. Todo para no
enfrentar a fondo y en forma los graves problemas que se padecen,
ni para prever y evitar que aparezcan.
Pobreza política que históricamente se ha comprobado, que
trasciende y crece, al ser reforzada por el peso de la cotidianidad y
el desinterés social; que fácilmente se convierte en forma de
gobierno, en donde mediocridad e ineptitud van de la mano, con
delincuencia e impunidad. Eso sí, refugiándose en diversas formas
de distorsión y manipulación mediática, de cuentos viejos y nuevos,
reciclables e inviables.
Comprobándose desde siempre: que presente negado, es futuro
cancelado.
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En fin, ante el cambio iniciado desde hace más de un año, sin duda
se está ante una oportunidad real, de impedir que demagogia y
simulación, imperen y dominen, como en los viejos tiempos que
ahora tanto se critican.
Por lo pronto hay que respaldar el intento, del cambio para mejorar,
haciendo uso responsable de derechos y libertades. Discutiendo e
integrando acciones, programas y políticas institucionales que
permitan enfrentar y resolver estas complejas problemáticas.
Cambio gubernamental tanto federal, estatal y municipal, así como
de los llamados organismos autónomos, obligados a rendir
cuentas, a ser fiscalizados y evaluados.
No dejarse marear y convencer por la cara pobreza política, su
retórica demagógica y su catálogo de buenos deseos o fantasías.
¿Demasiado exigir que simple y sencillamente, todo servidor
público y gobernante cumpla con el deber contraído, y con la
obligación manifiesta de garantizar libertades y derechos humanos?
Cierto que combatir y erradicar la pobreza política es complicado,
lento y difícil; ni rápido ni instantáneo. Se requiere de persistente y
efectiva, responsabilidad y solidaridad social; y también, de
identificar y apoyar a los que cumplen y hacen su mejor esfuerzo.
Lo usual y más fácil es no hacer nada, refugiarse en el conformismo
y desinterés. Dejar hacer y dejar pasar; política del avestruz llevada
al absurdo extremo, de un supuesto Estado de Derecho, en el que
los gobiernos no cumplen ni hacen cumplir la ley.
Por lo demás, hay una y mil formas de padecer la cara e
irresponsable pobreza política en los ámbitos gubernamentales, en
los llamados poderes legislativo y judicial, y en la oposición; así
como en la ciudadanía y sociedad en general.
Seguiremos en el tema.
Por lo pronto lo mínimo a desear y esperar, es que el 2020 para
todos sea mejor.
-Académico. IIESESUV Twitter @RafaelAriasH, Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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