Por Rafael Arias Hernández.
Participar y evaluar, todo y a todos. Elegir y revocar. Reconocer y estimular, o denunciar y sancionar. A cada gobernante y servidor público ponerlo en su lugar.
Imprescindible saber y entender lo que significa y pretende la democracia, como organización política y social, que define y sostiene un sistema de gobierno.
Perjudicial y lamentable apoyar o negar lo que no se sabe, ni entiende; y peor, respaldar y practicar deformaciones, malentendidos, o lo que es su negación, parcial o total
Empezar por mencionar, que definir y sostener un sistema de gobierno democrático, es atribución y derecho, que corresponde tanto a la persona como a la colectividad, a la que pertenece.
Su existencia requiere, ineludiblemente y para empezar, de la participación y acción, tanto individual como social.
Y, desde luego, se exige siempre legalidad y legitimidad, así como desarrollo institucional.
Es propiamente, una interdependencia permanente entre el todo y las partes que, debe insistirse, se hace posible con la presencia, participación y evaluación ciudadana.
Participar todos y en todo, exige básicamente disposición, responsabilidad, información, organización y movilización individual, de grupo y de la sociedad.
La Democracia es en sí, un proceso que exige expansión, fortalecimiento, innovación y mejoramiento continuo.
Llama mucho la atención, que en demasiados gobiernos supuestamente democráticos, prevalezca y se practiquen, sin recato ni control: autoritarismo, discrecionalidad, improvisación y ocurrencia. Se dilapiden, desaparezcan, malgasten y saqueen recursos públicos; y ni qué decir del uso y abuso de instrumentos y atribuciones institucionales. Abundan ineptos y corruptos, en la impunidad.
MUCHO POR HACER, POR LA DEMOCRACIA PLENA.
Es más, oportuno comentar, que hay afirmaciones que llaman la atención y deben ser entendidas y atendidas, cuanto antes. Como la publicada por la BBC New Mundo, hace unos meses:
Esto es: “Por qué solo hay 3 "democracias plenas" en América Latina, según The Economist (y por qué empeoró la situación en 2020)”
Nota interesante y muy importante, porque a la citada afirmación inicial, debe agregarse el conjunto de complicaciones, que trajo consigo la presencia de la pandemia en el mundo.
En todas partes los gobiernos se vieron obligados a responder y actuar, a establecer controles y restricciones, y a disponer de recursos públicos para el apoyo y movilización pertinentes.
Situación urgente que atender por sus efectos y costos, por sus afectados y sacrificados.
Destaca, para el tema que hoy nos ocupa, la afirmación, que “La democracia fue otra víctima de la pandemia de coronavirus alrededor del mundo, de acuerdo a un nuevo informe de la Unidad de Inteligencia de, The Economist…”
En otras palabras, a los expuestos, contagiados o sacrificados; a los innumerables aspectos que exigieron y exigen atención, por la crisis sanitaria global; a las múltiples medidas tomadas y actividades realizadas por los gobiernos para enfrentar, atender y erradicar la pandemia mundial de la covid-19; a lo anterior, habría que agregar la inesperada y creciente demanda de recursos públicos, así como de acciones y disposiciones gubernamentales, tanto insuficientes, como improvisadas y hasta inservibles, algunas hechas, por su urgencia misma, sin consulta ni aviso.
En fin, todo esto y más, ha llevado a una degradación de la democracia. ¿Recuperable, peor o mejor?
Hay muchas formas de medición, clasificación y comparación. Por ahora, solo abundaremos en la citada.
Esto es, en 2020 se llegó, “al peor puntaje promedio global del Índice de Democracia, que la citada Unidad de Inteligencia realiza anualmente, desde 2006.”
"Vimos un enorme retroceso de las libertades individuales, creo que el mayor jamás emprendido por los gobiernos en tiempos de paz, y quizá aún en tiempos de guerra", afirma Joan Hoey, autora del citado informe, en una entrevista con Gerardo Lissardy de la BBC Mundo (NYork.030221) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55913877
En este contexto, el fenómeno global ha afectado a todos: Para Latinoamérica, “la democracia registra su quinto año consecutivo de retroceso y recibe su puntaje más bajo en la historia del índice (6,09 promedio sobre 10 puntos posibles)”.
Así, el índice de Democracia de EIU proporciona una idea, acerca del estado de la democracia, misma que no llega a la mitad del mundo.
Hay que señalar, que para obtener el índice, se consideran cinco categorías: proceso electoral y pluralismo; participación política; cultura política; funcionamiento del gobierno; y libertades civiles.
De acuerdo a sus puntuaciones, en 60 indicadores dentro de las citadas categorías, cada país se clasifica en uno de los cuatro tipos de régimen: democracia plena, democracia defectuosa, régimen hibrido o régimen autoritario. https://www.eiu.com/n/campaigns/democracy-index-2020/#mktoForm_anchor
Este reconocido informe, presenta una clasificación de 167 países:
Democracias: plenas (entre 8 y 10 puntos), solo 24 casos; defectuosas o imperfectas (entre 6 y 8), con 52 casos.
Regímenes híbridos (entre 4 y 6), con 35 casos; autoritarios (por debajo de 4), con56 casos.
“Noruega encabeza el ranking 2020 con 9,81 puntos y apenas tres países latinoamericanos clasifican como democracias plenas: Uruguay (15º con 8,61), Chile (17º con 8,28) y Costa Rica (18º con 8,16).
También habla, que desde el 2016, han mejorado su puntaje países como: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Perú, Surinam y Uruguay.
Y que, por otro lado, tres países de la región son clasificados como autoritarios: Nicaragua, Cuba, Venezuela.
En el contexto mundial, según su puntaje, Latinoamérica con (6,09), a pesar de países ejemplo de regresiones, se caracteriza por un buen desempeño. Mejor que Asia (5,62) y Europa del Este (5,36).
No hay duda, se deben hacer esfuerzos por lograr más y mejor Democracia; superar obstáculos y evitar regresiones.
Los gobernantes son, de principio a fin, servidores públicos, deben servir y no servirse; por tanto deben caracterizarse por rendir buenas cuentas, con resultados positivos comprobables.
Ante efectos inesperados, como los pandémicos, hay que actuar y responder de inmediato, incluso abandonando o cediendo libertades y derechos, para confiar y apoyar las acciones gubernamentales.
Los gobiernos deben ser transparentes, garantizar el acceso a la información, rendir cuentas, ser fiscalizados y garantizar una amplia participación y evaluación ciudadana y social.
Por cierto, México tiene el lugar 72, y es una democracia defectuosa. ¿Avanza o retrocede? Tema que habremos de abordar.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH, Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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