Contra lo que se anuncia y espera; contra lo que se dice y repite, la realidad real se rebela y hace evidente. Primero más pobres, inseguros y sacrificados.
Inflación presente, encarecimiento evidente y empobrecimiento consecuente; bajo e insuficiente crecimiento, con contadas y mal pagadas oportunidades; limitados, corrompidos y cuestionados gobiernos; sector salud con apoyo insuficiente; inseguridad latente y en aumento; y otras crisis más persisten o se hacen presentes.
Unas y otras más, están y estarán, influirán y definirán las condiciones de la sucesión del poder público del 2024.
Por lo pronto, crecen inconformidades y protestas, contra estancamiento y recesión económica, así como insuficiencia y delincuencia gubernamental.
Cierto que hay algunos logros y contados avances, en varios de los asuntos públicos prioritarios, mismos que hay que consolidar y fortalecer. Pero igualmente cierto e inocultable que hay aspectos de la vida cotidiana, en los que no se avanza y si, en cambio, se retrocede. Y además, en todo caso, también distracción y entretenimiento deforman el ambiente.
Ante esta situación no queda de otra que enfrentar la realidad, con la mayor objetividad posible para, cuanto antes, identificar y distinguir aciertos y logros, de errores y retrocesos. Es vital entender y atender la problemática que se enfrenta hoy y aquí, así como la viabilidad y efectividad de las propuestas y soluciones; y, sobre todo, es imprescindible no negar, distorsionar o inventar esa realidad que se pretende y debe transformar, antes de que se complique y vaya a empeorar. Lamentable y peligroso entretener y desatender, para a fin de cuentas empeorar y empobrecer a los cada vez más afectados y sacrificados.
ACCION Y REACCION.
Ante lentitud e improvisación, ante insuficiencia e incapacidad gubernamental, las crisis que se padecen, en todas partes se aceleran y complican. En consecuencia, es inocultable que aumenta la producción de pobres y marginados, de afectados y sacrificados; y también crecen inestabilidad social, violencia y delincuencia. Urge una acertada acción y reacción gubernamental y social, para enfrentar y resolver la problemática que nos aqueja.
La regulación y el control del gobierno, con buenos y verdaderos resultados, se hacen más y más necesarios. Sobre todo, ante la exigencia siempre presente, de combatir y reducir ineptos y corruptos, así como denunciar y detener a los grandes saqueadores, estafadores y delincuentes financieros. Hay que alertar y señalar las consecuencias de no realizar bien y a tiempo, el combate y reducción de ineficiencia y delincuencia; y de posponer o debilitar políticas y programas encaminados a sostener y fortalecer estabilidad y paz sociales; importante advertir cuando esta estrategia se retrasa, detiene, o simplemente no llega. El principio es simple y fácil de comprobar: ellos se esfuerzan y aseguran impunidad para su tranquilidad.
Así, es imposible ocultar que demasiados gobernantes y funcionarios públicos, operan y su trabajo se caracteriza y hace evidente, con políticas de inmediatez, ocurrencia y simulación; y también, con las de favoritismo, complicidad y corrupción, para convertir recursos públicos, atribuciones institucionales y actividades gubernamentales, en negocios particulares, familiares o de grupo. Es más, en el colmo, hasta de la desgracia obtienen o sacan provecho: se llega, en algunos casos, a que, en reconocidos desastres naturales o provocados, los recursos y apoyos autorizados o programados, simplemente nunca llegan a los
afectados, que con frecuencia resultan ser los más pobres y necesitados; eso sí, se asignan apoyos a los damnificados profesionales que se reparten con sus socios; los rescates a daños y perdidas previamente planeados, etc.
Por eso, con frecuencia se llega a saber que, a quienes se rescata primero, preferencialmente y con manga ancha, es a ineptos y corruptos a cargo o asociados con los responsables oficiales; llegando a repetir, que a quienes se perjudica y condena, a pagar las consecuencias, es a los damnificados o perjudicados, a esos mismos que engañaron, entretuvieron y prometieron ayuda y apoyos, que nunca llegar o los ordeñaron.
INOCULTABLE PRIORIDAD
Vital repetir e insistir. Primero los pobres, porque no es justo mantener a seres humanos sobreviviendo de caridad, sobras o desperdicios. No es humano que vivan casi como animales o peor. Y además, porque son muchos y siguen aumentando, exigiendo atención, demandando derechos, oportunidades y servicios públicos.
Vital el apoyo suficiente y oportuno, porque no atenderlos implica sacrificarlos, al negarles oportunidades, cancelarles expectativas y esperanzas.
Bien se sabe que con la desatención efectiva de la pobreza se mantienen abiertas las puertas de la inconformidad y hasta de la violencia. No hay estabilidad ni paz públicas. Luego entonces nadie está seguro.
A este respecto, como en otros temas, debe recordarse que, desde luego, hay activos importantes de los que se puede disponer. Logros y avances que no se pueden ignorar, despreciar o minimizar. Lo bueno también cuenta.
Hay que tenerlo siempre presente, porque ha costado mucho alcanzarlo hay que defenderlo y fortalecerlo. Instituciones, políticas y programas gubernamentales que no sólo deben sostenerse sino ampliarse, bajo un denominador simple y sencillo: de claridad y efectividad, suficiente y a tiempo.
Indispensable informarse y participar, exigir y comprobar resultados. Identificar logros y avances, distinguiéndolos de las pérdidas y retrocesos.
Y además organizar y movilizar permanentemente, la participación ciudadana, para constituir y hacer realidad, una verdadera Contraloría Social, que garantice siempre, verdadero seguimiento y control, con una puntual y ampliamente difundida rendición de cuentas. Es urgente la presencia y acción de una verdadera fiscalización y evaluación ciudadana y social. No más simulación, entretenimiento o encubrimiento, con la distracción y la justificación burocrática de siempre.
Tener siempre presente que, por derecho y justicia. Primero los pobres, haciéndoles efectivos los servicios básicos de la educación, salud, seguridad y recreación. Y, desde luego, lograr impulsar y fortalecer la Economía, ampliando mercados, promoviendo inversiones públicas y privadas que mejoren condiciones de vida, a través de la generación empleos, con utilidades justas, salarios dignos y prestaciones suficientes.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |
|