Por Rafael Arias Hernández.
Democracia, no burocracia, ni aristocracia político partidista.
La democracia es participación y evaluación ciudadana permanente; participar, no de vez en cuando y solo para elegir.
Entender su importancia, asegurarla y fortalecerla, exige hablar siempre, de los otros candidatos. y evaluarlos, para reconocer y estimular; y también, para denunciar, correr y sancionar.
¿Por qué no se habla de esos otros candidatos? ¿En dónde están?
Cuál es el destino de los presuntos responsables, o de los prófugos potenciales; y de los mismos, culpables impunes
Tiempos de detenerse a pensar y recordar enseñanzas, plenas de conocimientos importantes y trascendentales.
Elegir y decidir todo y a todos, pero antes evaluar y valorar.
No vivir en el error y resignarse a incapacidad, corrupción y perversidad.
Una y otra vez, se prueba y comprueba que el arte de gobernar, bien y al servicio de la población, se logra a partir de la obligada e imprescindible demostración de responsabilidad, honestidad, capacidad y efectividad, de todo servidor público.
La cuestión es simple y sencilla. Imprescindible empezar por identificar, entender y apreciar, que no todos los candidatos son iguales, sobre todo si se toma en cuenta la relación que hay, entre pretender ser y para qué.
Esto es, concebir que, en todo caso, no solo se debe pensar en la persona, sino también, tanto en el propósito o contexto, como en valorar hechos y resultados. Esto es, ¿la opción respondió a lo que se esperaba, y se satisfizo la expectativa?
Así, concretamente en el servicio público, en todo cargo gubernamental por elección, designación y contratación se pueden distinguir tres tipos: candidatos a ser; candidatos a hacer; y candidatos a entregar, para reconocer o sancionar, porque terminan o concluyen.
Con frecuencia, ante evidencias y daños causados y recurrentes, se asegura que es posible sostener, que se puede partir de la presunción de ineficiencia y delincuencia gubernamental; o de su posible existencia, influencia y operación.
De ahí que, se deben apreciar las ventajas, de lo que se tiene que saber y de lo que se debe hacer: prever y evitar, para combatir y erradicar el mal, sus expresiones, influencias y consecuencias.
En consecuencia, en todo caso es necesario pasar a la presunción de responsabilidad, aplicarla y exigirla en toda acción, reacción y previsión en el servicio público.
Así que, en muchos casos de gobernantes, funcionarios y servidores identificados como responsables de daños y pérdidas, es perjudicial, injusto y absurdo, partir de la presunción de inocencia, sin conocer comportamiento y resultados, ni identificar y valorar aciertos y errores.
Más aun, imposible ignorar la posible presunción de culpabilidad, de quienes, responsables o cómplices, no informan, no son transparentes en el ejercicio de su trabajo, no rinden cuentas, ni se someten a fiscalización y evaluación externas, independientes y verdaderas. ¿Por y para qué sostenerlos o apoyarlos, soportarlos o padecerlos? ¿Cuáles son costo, razón y sentido?
Urgente, asumir y partir de la presunción de responsabilidad, para disponer del conocimiento y evaluación permanente de toda función pública y actividad gubernamental.
Partir, de la responsabilidad y alcance, de procesos continuos y permanentes, para exigir invariablemente, tanto transparencia y acceso a la información actualizada, como rendición de cuentas y fiscalización verdaderas. Identificando y distinguiendo logros y avances, pérdidas y errores.
Empezar, por asegurar la correcta selección de personas, que puedan presentarse como candidatos a ser, para someterse a elección, selección, o designación; y confirmar se realice, un proceso electoral confiable en sus resultados.
Simultáneamente, en cuanto a los ya designados y que están en funciones, verificar el correcto ejercicio del encargo conferido a electos, y a todos los candidatos a hacer, obligados a un buen desempeño, de acuerdo a compromisos, responsabilidades y obligaciones establecidas. Preciso, asegurar evaluación seria e independiente, del desempeño, básicamente a través del análisis y consideración del esfuerzo realizado, recursos utilizados y resultados obtenidos
Y en el tercer caso, evaluar siempre, a todos los candidatos a entregar, para reconocer o sancionar, según el caso. Reconocer y estimular el trabajo y esfuerzo, que obtiene buenos resultados comprobables; o en su caso, condenar y sancionar
irresponsabilidad, ineficiencia y delincuencia gubernamental, por los daños ocasionados y los delitos realizados.
En general, insistir que desde siempre se ha probado y comprobado, lo perjudicial que es ignorar, no atender o mal enfrentar, lo que es evidente, y puede empeorar.
Aumentan peligro y costo, cuando se padece y soporta, lo que lamentablemente se acostumbra tener y sostener en muchos gobiernos, en sus administraciones públicas, como responsables a ignorantes, soberbios, incapaces, ocurrentes y corruptos.
¿Cuáles son candidatos a esta caracterización?
Apoyar o sostener ignorancia con poder, con incapacidad, o a delincuencia reconocida, significa pérdida o retroceso, siempre en detrimento y a costo de ciudadanía y sociedad.
No se necesita, ni se deben padecer gobernantes incapaces, que no entienden ni enfrentan los problemas que hoy, exigen atención y solución. Tampoco se deben aguantar, gobernantes escapistas, que se la pasan, quejándose y culpando a otros, como a sus antecesores.
Nunca olvidar que son electos para atender el presente y prever el futuro inmediato; que recibieron credibilidad y confianza hoy y aquí, no para remontarse al pasado o aun tiempo imaginario; ni para inundar de excusas y pretextos; y tampoco para caracterizarse, como ejemplo mismo, de falaces voceros especializados en justificaciones, evasivas y disculpas.
Hoy por hoy. Es ineludible para todo gobernante y servidor público, hacer su mayor y mejor esfuerzo, para lograr buenos resultados comprobables; caracterizándose siempre, por aplicar soluciones viables y obtener logros o avances.
Inaceptable eludir responsabilidad oficial y no cumplir con su compromiso personal.
Candidatos ganadores nunca deben olvidar, que se pide y obtiene, en el presente, representación y confianza, para atender y resolver los problemas de la población. Se es gobernante, funcionario o representante público, no para quejarse, ni justificarse y escaparse, con uso y abuso del entretenimiento, del escándalo y distracción.
A fin de cuentas, deben demostrar capacidad en hechos y resultados obtenidos.
Vital, comprobar y evaluar siempre sus esfuerzos.
-Académico. IIESESUV.Twitter @RafaelAriasH, Facebook: VeracruzHoydeRafaelAriasH |
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