mal las rancheras, solo que su condición de Partido de Cuadros disimula mejor el privilegiado reparto de candidaturas. Obviamente, es un festín para los trapecistas que casi siempre consiguen acomodos de privilegio en su incorporación reciente; claro, otros, y otras, de menor jerarquía solo pasan a engrosar las filas de su nueva filiación partidista, donde son considerados como arribistas y sometidos a la condición de hacer méritos para ganarse lo que ya eran en el partido que abandonaron. Nota: evadimos dar nombres para evitar el morbo, y porque su viraje partidista solo provoca pena ajena. |
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