Al más puro estilo del pleito de callejón apegado a la máxima de que “quien pega primero pega dos veces” el impopular pero ya famoso Alejandro Moreno prosigue en su estrategia de convertirse en dirigente vitalicio del decadente Partido Revolucionario Institucional, porque el INE aun no ha avalado la reforma estatutaria que promovió para poder reelegirse en la presidencia del CEN priista y ya lanzó la Convocatoria para renovar la dirigencia nacional de ese partido. Pese a que en el INE sostienen la tesis de que esa reforma se promovió en plazos fuera de lo establecido por la normatividad vigente, en la Convocatoria se fijan fechas para el proceso: a partir del 22 de julio se registran las fórmulas de aspirantes y a continuación inician campañas de proselitismo entre el 24 de julio y 10 de agosto para ser electos el 11 de agosto, ese mismo día se conocerán los resultados con el nombre de los ganadores. Tiene prisa “Alito”, también sus opositores, algunos expresidentes del PRI quienes presentaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) un recurso de impugnación contra la Asamblea Nacional en la que se aprobó reformar los estatutos del partido. Ese recurso lo suscriben Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa Reza con el respaldo de otros expresidentes, Rosa María Sauri y Manlio Fabio Beltrones, entre otros, fundamentan la promoción de su juicio en que la Ley General de Partidos Políticos establece que durante un año electoral (el actual concluye hasta el 7 de septiembre) no pueden modificar sus estatutos. Desde esa perspectiva a “Don Perpetuo” “Alito”, como ya se le empieza a motejar, se le complica su proyecto de ampliar su permanencia al frente del PRI.
Al parecer, a Alejandro Moreno se le está cerrando el cerco de sus malas andadas y corre el riesgo de quedarse totalmente aislado porque al interior de su partido ya solo tiene cómplices en su pretensión marrullera, y como tales, al percibirlo sumamente vulnerable y muy susceptible de hundirse pronto lo abandonarán buscando agarraderas seguras, porque al frente tiene en contra a quienes en su tiempo fueron figuras destacadas en el PRI y saben cómo mover el abanico en estos casos. Más aún, porque a “Alito” lo persiguen sus culpas configuradas en investigaciones de la FGR por enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, tráfico de influencias, lavado de dinero y desvío de fondos federales; y en Campeche, ya por consigna o bien por animosidad la feroz gobernadora le inició pesquisas que descubrieron peculado, uso indebido de atribuciones y facultades, y enriquecimiento ilícito. No se olvida que el 17 de agosto de 2022 la fiscalía de Campeche entregó ese expediente a la Cámara de Diputados para solicitar su desafuero y poder abrir el proceso penal, lo salvó la solidaridad de diputados panistas en la Sección Instructora. Así ha sido en la actual legislatura, cambiará sin duda en la próxima, y no para bien de “Alito”, bien lo sabe, de allí su descocada pretensión de seguir al frente del PRI partido que ya se encuentra en tres bolas y dos strikes, y “Alito” es como la soga al cuello. |
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