Por azares de las circunstancias Javier Duarte de Ochoa se convirtió en el prototipo del político enriquecido al amparo del poder, la profusa difusión de su caso ocupó muchos espacios periodísticos justamente en tiempos del gobierno de Peña Nieto en cuyo seno las debilidades para inclinarse a disfrutar del dinero público fueron bastante pronunciadas, pero el chaquiste le cayó a Duarte, de quien en todo caso es indefendible su querencia hacia el ejercicio patrimonialista del poder, tuvo buen maestro y fue discípulo muy avanzado, y bastante avezado. Por ese y muchos motivos más causó sorpresa la noticia de su pronta liberación demostrándose una vez más que no siempre la verdad jurídica se compagina con la verdad histórica. Respecto de ese asunto se antoja risible la reacción de Cuitláhuac García, pues su expresión “no se saldrán con la suya”, a la vez de atribuir culpas al Poder Judicial, evade el hecho de que el sobreseimiento del caso de desaparición forzada formulada contra Duarte Duarte como responsable indirecto de múltiples casos de desaparición forzada durante su administración, mucho tuvo que ver la incuria de la Fiscalía “autónoma” de la entidad. Sin embargo, no es posible eludir que en México permea con fétido buqué el fantasma de la corrupción y cuál juego del “tú la traes” el gobierno (es un decir) de Cuitláhuac también pecó en materia de corrupción, ya el ORFIS ha expuesto casos difíciles de solventar, pero, además, la presunción de poca inocencia recae en algunos de sus colaboradores más cercanos.
“Presupuesto sí hay, lo que sobran son rateros”, declaró el senador de MORENA Manuel Huerta a la vez de sugerir se espulgue bien en la Procuraduría estatal del Medio Ambiente y en la SIOP. Ni modo de achacar esa admonición a la “furia” opositora porque el referido senador pertenece al mismo partido en que Cuitláhuac milita; debe reconocérsele a Huerta su alusión objetiva porque en el caso de la SIOP alguien debe explicar dónde quedó el recurso público destinado a carreteras y caminos estatales convertidas en un gran vivero de baches difíciles de cubrir incluso con el “Bachetón”. Por otro lado, no debe pasar inadvertida la abierta acusación que el diputado Héctor Yunes Landa hace en contra de Carlos Alberto Juárez, actualmente en el cargo de secretario de gobierno. Dice Yunes Landa que posee elementos para sostener su denuncia por enriquecimiento inexplicable contra el señor Juárez y los va a presentar a su debido tiempo, en hora buena y que así lo haga para aportar un grano de arena al enorme océano de corrupción que atenaza a la administración pública del país. “Ni que fuera yo priista para robarle dinero al pueblo”, fue la pobre respuesta del imputado, como si ser priista conlleve inherente el estigma de corrupto que se le atribuye, la delación en su contra es seria y está obligado a responder con pruebas que demuestren lo contrario de que se le acusa. Pero así han sido las cosas aun en los tiempos de un Movimiento cuatroteista que presume de austero y honesto pero que la realidad contraviene con singular elocuencia con casos muy semejantes a los ocurridos en la era priista: en Comondú, municipio de Baja California Sur, el alcalde Roberto Pantoja Arzola ( de Morena) se queja de recibir una administración “devastada” por su predecesora, Iliana Talamantes Higuera (también de Morena), con una nómina “con más de 500 empleados de confianza y colonias desatendidas cob calles en ruinas”. Y qué decir de Edgar Hernández Dañu, exdiputado local (PT) en Hidalgo, a quien procesarán por narcomenudeo. Abona este expediente el muy comentado traslado de Monreal hacia San Lázaro en helicóptero como usualmente acostumbra, según dijo, recibiendo de la presidenta tremendo jalón de orejas: “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Y ya de pilón el “chapulineo” de políticos buscando hojas más verdes, un fenómeno de la era priista puesto en práctica por el PAN, el PRD, el Verde, MC, etc, y que ahora lúdicamente usufructúa MORENA (Anilú, Yunes Márquez, Corral etc.), y muy reciente del alcalde de Santa Catarina, NL, Jesús Nava Rivera, quien en solo cuatro años militó en el PAN que lo hizo alcalde en 2021, después pasó a Movimiento Ciudadano, y para no vivir en el error ahora se afilió a MORENA donde fue muy bien recibido. “Ni que fuera priista”, “no somos iguales”, son frases huecas que la realidad desnuda. Salvo pruebas en contrario. |
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