Vino a Veracruz la presidenta Claudia Sheinbaum en gira de fin de semana, su agenda incluyó una visita al hospital de Nautla, al albergue psiquiátrico de Orizaba (un edificio que fue utilizado para enfermos de Covid en tiempos de la pandemia), expresamente construido para servir de hospital psiquiátrico y abandonar el patético espacio acondicionado para ese propósito. Acompañaron a la presidenta, entre otros, el gobernador Cuitláhuac García, la gobernadora electa Rocío Nahle y Alejandro Svarch, director del IMSS Bienestar bajo cuya responsabilidad están ya esos hospitales- Pero lo de mayor relevancia en esta gira presidencial en materia de salud consiste en la puesta en marcha de cuatro aceleradores lineales en el Centro de Cancerología de Xalapa, ese sí todo un hito en el tratamiento de cáncer en la provincia mexicana. Porque ese número de aceleradores lineales representa un considerable avance en la atención oncológica del país. Se ignora cuál fue el motor fundamental de colocar cuatro aceleradores lineales en el CECAN veracruzano, también si existe un plan prediseñado para absorber el impacto que implica, porque debe entenderse que el CECAN xalapeño se convertirá en el centro de tratamiento de Cáncer para atender a pacientes provenientes del sur y sureste del país. También si existe un plan de crecimiento urbano preparado para recibir el impacto que causará el arribazón de cientos de pacientes y acompañantes provenientes de diversas localidades del sur mexicano. Como se vea, la ampliación en el CECAN es una de las acciones merecedoras de ser destacadas de la gestión gubernamental de Cuitláhuac García, aunque en el balance general la administración pública titulada por Cuitláhuac García resulta con saldo en rojo escarlata.
Precisamente, ayer mismo la jefa de la Oficina de Programa de Gobierno hizo entrega al Congreso local del Sexto Informe de gobierno, la comisionada no tuvo empacho en calificar de “humanista” al gobierno donde trabaja, a la vez de atribuirle “haber reducido la pobreza en Veracruz” (sic) y de “resarcir los daños sociales, económicos y ambientales provocados por el neoliberalismo…” (resic). Ese rollo retórico es entendible en quien debe tener 90 por ciento de lealtad a quien la emplea, aunque en términos de gestión pública, su jefe, el gobernador, está calificado como uno de los peores ejecutivos estatales que militan en MORENA. Con este evento se cierra la última ventanilla del gobierno en funciones y ya se anuncian preparativos para el escenario donde tomará posesión Rocío Nahle, en medio de expectativas acerca de su desempeño como gobernadora, porque encuentra un Veracruz estancado, víctima de la inseguridad pública, con una infraestructura carretera arruinada por el abandono gubernamental y retraso económico que profundiza la desigualdad social que innegablemente existe. El primero de diciembre, una vez más Sísifo veracruzano comenzará a rodar cuesta arriba la roca de la esperanza, ojalá las crónicas de 2030 basen su narrativa en el buen gobierno realizado por Rocío Nahle. Que así sea. |
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