Ya en el umbral de su definitiva salida del cargo político mas importante de México, Andrés Manuel López Obrador comienza a percibir los-para él- preocupantes signos consecuencia de los torbellinos ventosos que sembró convertidos ahora en voragine tormentosa cuya fuerza forma olas excentricas de gran altura.
Ese entorno refleja un México que hace seis años recibió AMLO con la encomienda de mejorarlo pero lo deja severamente deteriorado, según es posible observar por los índices económicos que hablan de un crecimiento pírrico, nada comparable ni cercano al ofrecido del 4 por ciento anual que diseñaraen su discurso de julio de 2018 en plena euforia triunfalista; a ese estancamiento económico se agrega el agudo déficit fiscal que hereda a la administración entrante, aunado a una acentuada pérdida de credibilidad internacional, lo cual es un pesado lastre para el arranque del nuevo gobierno.
Salvo a los muy ideologizados seguidores de AMLO, A nadie escapa en México- salvo al grueso poblacional ideologizado proclive a aceptar ciegamente lo que se les dice- la pérdida del control por parte del Estado mexicano de buena parte del territorio nacional, donde la narco delincuencia ha sentado sus reales, gracias en mucho a la deplorable estrategia «de seguridad» impuesta por el presidente de este país, cuyos resultados están a la vista en el catastrófico escenario de Chiapas, Sinaloa, Sonora, Michoacán, Guerrero y muchos etcéteras más. ¿Quién pudiera afirmar avances sustantivos en materia de salud?
En ese ramo la utopía resultó en decepcionante distopia porque los avances no se corresponden con los miles de millones de pesos inscritos en el presupuesto destinado a esa partida, que no se ve reflejado en hechos constatables. No escapa a la observación el que, de las obras emblemáticas de este gobierno, ninguna queda exenta del síndrome transesexenal, pues, si bien la refinería de Dos Bocas fue inaugurada como obra muy virtual en julio de 2022 esa fabrica aun no alcanza a producir los 340 mil barriles diarios según su capacidad programada.
Tampoco el multisexenal programa del corredor transoceanico es una realidad vigente, mucho menos la inexistente autopista de Sayula a La Ventosa reciéntemente «inaugurada» por AMLO. Mexicana de Aviación sigue en el limbo, pese a los miles de millones de pesos gastados para ponerla en operación, todavía conserva el estatus de salir perdiendo en cada vuelo que realiza.
El Tren Maya aún no está concluido en su totalidad y su rentabilidad queda lejos de comprobarse. ¿El AIFA está resolviendo el transporte de pasajero aereo en la CDMX? obviamente no. Nada para el asombro, porque en este país prevalecen dolencias patologicas bastante severas en materia de obra pública, lo comprobamos aqui en la aldea veracruzana cuando Fidel Heerrera «inauguró» en noviembre de 2010, a días de entregar el mando, el libramiento de Cardel pero quien lo puso en funcionamiento ni siquiera fue Duarte de Ochoa (2010-2016) sino Yunes Linares (2016-2018).
El Túnel sumergido bajo el rio Coatzacoalcos lo proyectó Alemán, lo inició Fidel, lo continuó Duarte y lo inauguró Yunes Linares. Y qué decir del gobierno federal, la autopista México- Tuxpan se inició con Zedillo, la continuó Fox siguió con Calderón y la inauguró Peña Nieto. Queda para la anécdota el Tren Toluca- CDMX iniciado por Peña Nieto, ofrecido su puesta en funcionamiento por AMLO y está pendiente saber quién lo pone en funcionamiento.
Son tiempos de vientos tormentosos en México, las olas que generan consolidan un escenario de penumbras para el próximo gobierno.
El discurso continuista ha ensombrecido el animo de quienes no comulgan con las propuestas cutroteistas, para algunos la esperanza muere al último y esperan que Claudia Sheinbaum se distancie de su antecesor, al menos en la busqueda de conciliación política; para nada, sin embargo, se colocará en la antipoda pues AMLO le armó un cercado tan estrecho que limitan su capacidad de movimiento.
Ningún caso tiene intentar adivinar el futuro comportamiento de la presidenta Sheinbaum, acaso ella tampoco está segura de poder concretarlos al gusto de su proyecto, serán el tiempo y las circunstancias las que vayan acomodando las cosas en el lugar correspondiente, porque, además, desde el país del norte provienen señales de un mayor protagonismo para defender sus intereses y es predecible que actuarán en esa lógica sin importar pisar callos de quienes se pongan en su trayecto. De allí el mensaje sobre el retraso en el «regreso a «la Chingada», el horno no está para bollos, muy caliente pero podría convertirse en hervidero. |
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