Con el resultado de la elección favorable para MORENA se habrán desvanecido alguna que otra preocupación al gobernador Cuitláhuac García respecto de su futuro político inmediato, en primer término porque se le abre la posibilidad de incorporarse en alguna dependencia del gobierno federal en pago y reconocimiento a su muy temprana adhesión a la causa de Claudia Sheinbaum aun antes de su papel como “corcholata” en el proceso electoral; también porque en la lucha sucesoria de Veracruz no ocultó su preferencia hacia la candidatura de la actual gobernadora electa, Rocío Nahle. Es decir, Cuitláhuac le atinó en ambos casos, porque, aquí lo escribimos con mucha antelación, es de suponer que contaba con información de primera mano para adjuntarse a esos proyectos políticos, es decir, solo actuó por consigna. Como sea, pero acertó, ¿será suficiente para incorporarlo al gobierno federal? Lo más seguro es afirmativo, porque ha servido con absoluta sumisión a los dictados del actual presidente y para protegerlo no se duda que AMLO lo recomiende a su sucesora. ¿En qué nivel de su gobierno pondrá Sheinbaum a Cuitláhuac? No en el primero, por supuesto, pero hay en el diagrama gubernamental cientos de puestos en donde mantenerlo ocupado.
Pero Cuitláhuac García no es un actor político que haga olas, la escasa experiencia política que haya adquirido en su desempeño como gobernador no es suficiente para convertirse en factor de poder en Veracruz (pues tampoco tiene grupo político a su alrededor y lo que pudiera tener es intrascendente), o bien su incapacidad para controlar a su secretario de gobierno, algo de eso pudo haber influido en la muy evidente brecha que se ha abierto con su virtual sucesora ¿ese distanciamiento quedará en simple deslinde o habrá barrido para atrás y algunos de sus colaboradores pagarán por sus excesos? En ese horizonte, no se olvida que Cuitláhuac pisó callos, Dante Delgado, Ricardo Monreal, entre otros, fueron aludidos con mucho sarcasmo y en esto cabe la expresión: “al violador se le olvida a la preñada nunca”, son, sin duda, los gajes del poder y así casi siempre sucede cuando llega el tiempo ineludible de recoger las varas de los “cuetes” tronados durante la vorágine festiva. Porque en política el que se ríe se lleva. |
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