Conocí a Alfonso Lara recién salido de la Facultad de Derecho. Corría el año 88 y un servidor disfrutaba de su primer cargo público, era yo Secretario Particular del entonces Alcalde de Acayucan –uno de los Presidentes Municipales más queridos- Don Calixto Patraca Ramón y por alguna razón, un sábado por la noche fuimos una comisión del palacio a la Delegación de Seguridad Publica, ubicada donde siempre en la Carretera Costera del Golfo. Nos recibió el guardia de turno y enseguida nos hizo pasar al privado de Alfonso. Lo que se me quedó muy grabado es que nos recibió en sandalias, mejor dicho en chanclas para que me entienda, y en camiseta. Lo que significaba que ahí mismo vivía. Era un tipo entregado a su trabajo, desde siempre muy institucional y su pasión era la defensa del sistema en turno .Podemos decir, guardadas las proporciones del caso que era prácticamente El Guardián del Sistema en Veracruz.
Absolutamente como todos nosotros. Tenía sus virtudes y también sus defectos. En ese tipo de trabajo cotidiano lidiando con presuntos criminales y gentes al margen de la ley no se puede ser una “Hermanita de la Caridad”, la naturaleza de su trabajo exigía mano dura y carácter fuerte. Un segundo de titubeo te puede costar la vida en ese ambiente tan pesado.
Ya más adelante coincidimos nuevamente en Acayucan, un servidor como Delegado de Tránsito del Estado y él como siempre, a cargo de la Delegación de Seguridad Pública. De tal suerte que concluyeron nuestras respectivas responsabilidades en ambas dependencias estatales y esa vez tocó la casualidad que viajamos a la ciudad de Xalapa como compañeros de asiento en el mismo ADO. “Que no me platicó durante las 6 horas que duró el viaje”.
De la historia que más recuerdo es la siguiente; “Que hubo alguien que se desempeñó como poderoso Secretario General de Gobierno en la década de los 90 s, y hoy ocupa un altísimo cargo en el Gobierno de Veracruz.
Dicho personaje los citó en Córdoba una tarde noche y estuvieron al mando del entonces Director de Seguridad Pública oriundo de allí mismo de la Ciudad de los 30 Caballeros y los invitaron a comer y los atendieron muy bien a todos los Delegados del Estado y dicho y hecho al poco rato bajó un helicóptero del Gobierno del Estado y descendió el personaje en comento, siempre con esa sonrisa mal dibujada en el rostro, mirando hacia la nada, más bien con la mirada perdida en el infinito. Alentando siempre sus apetitos y sed de venganza.
Los presentaron uno a uno con el entonces omnipotente Secretario General de Gobierno, -continuó platicándome Alfonso- cada quien dé pie y diciendo el nombre y la región que atendían. Para no hacer más largo el asunto les dijo al Director de Seguridad Pública a ver dime, quienes son los más capaces y los más cabrones para que formen un “Comité de Recepción” para unas personas “non gratas” que llegaran mañana temprano procedentes del DF a Orizaba.
Contestándole el Director de Seguridad Pública buenos pues aquí están fulano, mengano y zutano-este escribano no recuerda los nombres – y también está Alfonso Lara que es uno de los más capaces y confiables para esta encomienda.
Licenciado –me dijo Alfonso- “Al día siguiente madrugamos era una conmemoración del Día del Trabajo y llegarían a Orizaba unos líderes sindicales de la Ruta Cien del DF, que tenía cuentas pendientes con el entonces poderoso y vengativo Secretario General de Gobierno – lo habían hecho perder una Diputación Federal en el DF. Para tal caso nos habían avituallado con sendos garrotes de casi dos metros de largo. Más grandes que nosotros.
Y si en efecto comenzaron a llegar los autobuses de la Ruta Cien muy temprano por la mañana y comenzó a descender por las escalinatas de uno de ellos el personaje marcado, y para luego empezó a trabajar el “comité de recepción” de Seguridad Pública. Se abalanzó sobre su humanidad uno de los policías y a puro garrotazo limpio lo hicieron subir “gateando” las escalinatas del camión “aullando” de dolor. La venganza del omnipotente funcionario se había consumado. Los autobuses se regresaron por donde habían llegado”.
Ah pero no termina ahí la historia. Me contó Alfonso que agazapado en una de las patrullas de Seguridad Pública estaba el “caballeroso” Secretario General de Gobierno disfrutando la escena. Con una sonrisa de oreja a oreja y con la mirada extraviada.
SOLO LA FAMILIA Y LOS AMIGOS.
En el adiós al Guardián del Sistema de Veracruz, solo asistieron a acompañarlo sus verdaderos amigos y su familia. Los ex Gobernadores, los Ex Secretarios Generales de Gobierno u otros funcionarios menores a los que sirvió y ayudó a mantener el poder Alfonso, brillaron por su ausencia en el velatorio de conocida funeraria de Acayucan,
Así de ingrato es el sistema. Los políticos no tienen memoria.
Al llegar hoy al mediodía, solo pude observar de entre los conocidos a mi primo Víctor Manuel Pavón Ríos –Manolo Pavón- , a Carlos Cañas Acar, a Jacob Abel Velazco Casarrubias acompañado de Isaac su hijo y toda su familia, A German Jiménez Lara, Carmelita Colonna de la Rosa y la familia del hoy extinto.
En fin que este escribano percibió en el ambiente, la indiferencia del sistema al que tanto sirvió y que le ganó a Alfonso infinidad de peligrosos enemigos.
A tal grado de que alguien me confió, que el hombre solía dormir con la pistola a lado de la almohada, y dos perros pastor Alemán que lo custodiaban y uno de sus hermanos, nadie más. Vigilaba la puerta de sus aposentos. Solo aceptaba la comida que le acercaba uno de sus hijos.
EL LADO HUMANO DE JACOB ABEL VELAZCO CASARRUBIAS.
Confieso que tenía un concepto equivocado de Jacob Abel Velazco Casarrubias. Él lo Sabia y me lo trasmitía con su silencio. Hoy quedó disipado al escuchar cuando uno de los hijos de Alfonso se acercó para agradecerle todo su apoyo, todo su respaldo en esos momentos aciagos y dolorosos que se sufre cuando pierdes a un ser tan querido como a un padre, una madre o un hijo.
Escuche atentamente en silencio palabra por palabra lo que le dijo el muchacho con el corazón en la mano. Creo que oí más de lo que debía escuchar. Le agradeció casi todo. Después supe que se llama Daniel Lara Rodriguez.De esos momentos en los que te quiebras, pero te aguantas
para no derramar una lagrima, de tan solo imaginar que puede ser tu hijo el que está pronunciando esas palabras impregnadas del dolor que proviene de lo más recóndito del alma.
Al final comprendí que Jacob Abel es amigo de sus amigos. Y aun amigo no se le deja solo, mucho menos en los peores momentos.
Vaya para lecciones que aprendí el día de hoy… |
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