Cosas de la vida… o de la política.
La Ley Nahle, al contrario de lo que quieren hacer aparecer, no es la muestra del triunfo de Rocío como próxima candidata al gobierno de Veracruz, si no, por el contrario, es la evidencia de su desesperación ante la caída que tiene frente ante quien realmente escoge a los candidatos en Morena, o sea “el dedito” elector de ese partido, el del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si Rocío Nahle fuera la favorita de López Obrador para ser la candidata de Morena al gobierno de Veracruz, el presidente ya lo hubiera difundido desde su tribuna matutina diaria.
Así lo hizo con cada uno de los candidatos para las elecciones del año pasado.
Ahí, frente a todos los que lo ven cada mañana, hubiera festinado la modificación constitucional y hubiera repetido el discurso con el que los seguidores (vamos a ponerles así, para no llamarlos “lacayos”, sirvientes”, “tapetes” como les dicen muchos) de Nahle quieren convencer de las bondades de la misma.
O hubiera retomado la defensa hacia la zacatecana en el sentido de que la andanada de reclamos que le surgieron a partir de la reforma de veracruzaneidad (como le llaman desde el gobierno del estado), es porque es mujer y hubiera hecho el llamado a las mujeres con el que quieren convencer para que el género femenino la apoye.
Pero eso no ocurrió.
Porque el presidente no la ha hecho su candidata para Veracruz.
LA “LEY NAHLE” MUESTRA DE LA DESESPERACIÓN DE ROCÍO
Más bien, desde Palacio Nacional surgió un reclamo por lo apresurado y desaseado como se hizo la reforma.
Y por el intento de albazo… o de agandalle, dicho en términos coloquiales.
Y la muestra de que así ocurrió es que el mismo gobernador Cuitláhuac García rechazó que Rocío Nahle ya sea la designada y aseguró que será “el pueblo” el que decida la candidatura al gobierno del estado de Veracruz.
Esta reforma la promovieron por eso, porque Rocío Nahle estaba viendo que el poco capital político que tenía para buscar la candidatura del gobierno del estado de Veracruz lo estaba perdiendo de forma acelerada.
Se dio cuenta de que se aleja cada vez más de la posibilidad de ser la candidata al gobierno de Veracruz, después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador no quiso cobijarla en esta su aspiración para el 2024, durante la “inauguración” de la refinería de Dos Bocas.
Y es que López Obrador no quiso premiarle la ineficacia, ni que lo expusiera ante una critica feroz porque una de sus obras emblemáticas está muy retrasada y está costando mucho más de lo presupuestado, además de todos los señalamientos de corrupción que se han hecho en torno a la misma.
López Obrador en cambio se ha mostrado prodigo en presentarse en público junto a otro de los aspirantes a la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz, incluso sonriendo o hasta con ademanes de confianza: Sergio Gutiérrez Luna.
Ese es el estilo del presidente, esa es su forma de mandar las señales de quien está en su ánimo.
Ni los carteles que pusieron en todo el estado con la imagen de la secretaria de Energía ayudaron en algo para que alguien le crea que la construcción de la refinería Olmeca, como es su nombre oficial, es una gran obra que ya debe tomarse en cuenta a su favor.
A esto le siguió el intento de aparentar que tenia un apoyo arrollador, ya, y crearon un evento en el World Trade Center (WTC) con supuestos “aliados”, alcaldes y diputados “amigos”, para demostrar su gran arrastre.
Con tristeza, Rocío Nahle y sus seguidores (reiteramos el termino de seguidores para no decirles mozos, gatos, quedabien, como les dicen muchos) vieron como este intento por posicionarla como la supuesta favorita hacia el gobierno de Veracruz estuvo más que desangelado, a pesar de que llenaron el WTC.
Ni porque eran “aliados” o “amigos” se sintió y mucho menos se proyectó la efervescencia a favor de Rocío Nahle.
A partir de ahí y de lo desangelado del evento, se comenzó a correr la versión de que la secretaria de Energía podría dejar ese cargo e irse a una posición de partido en el comité nacional o en el comité de la Ciudad de México, para desde ahí apoyar las aspiraciones presidenciales de Claudia Sheinbaum.
Fue un rumor muy fuerte que nunca desmintieron.
Y con esa especie los bonos de Nahle García iban en picada.
Por eso había que hacer algo, por eso tenían que inventarse algo que la levantara de la lona.
Así nació la idea del ilusionismo de crearle una ley a la medida.
Para detener ese bajón de imagen, Rocío Nahle vía Cuitláhuac García (tal vez su principal seguidor -así, con ese término, porque los otros no le quedan, ¿o sí?-) tendió una cortina de humo para crear la impresión de que ya es la candidata de Morena para el gobierno de Veracruz en el 2024, con su “reforma de veracruzaneidad”
¡Y le salió muy bien!.
Se volvió tendencia en todo el país.
Pero también se vio de inmediato la imagen negativa que tiene en todos lados, tanto en Veracruz como en la capital de Méxco, tanto entre simpatizantes de Morena, como entre contrarios al Movimiento.
ROCÍO NAHLE NO ES LA CANDIDATA DE AMLO
Visto con detenimiento, la Ley Nahle, o como le quieran llamar, evidencia aún más que Rocío Nahle no es la candidata del presidente para el gobierno de Veracruz.
Si lo fuera, los otros aspirantes ya se hubieran calmado y hubieran hasta comenzado a apoyarla.
Pero eso no ha ocurrido.
Al contrario.
Por ejemplo, Manuel Huerta, el delegado de Bienestar, desdeñó este movimiento que pretendía crear la ilusión de tener amarrada la candidatura diciendo:
“Lo que probablemente exista aún son las rémoras que es un concepto que en política se llamó la cargada, eso que eran los oportunistas que andan buscando empleo y empiezan a hacer la bola para ver dónde se acomodan”.
13 DIPUTADOS FEDERALES SE PUSIERON LA SOGA AL CUELLO AL APOYAR LA REFORMA
Y 13 de esas “rémoras” que quieren irse a la cargada, desde su curul de diputado federal, firmaron una carta en apoyo de la modificación constitucional.
Fueron 10 diputados de Morena y 3 del PVEM, que no tuvieron inconveniente en que su nombre se plasmara en un documento con el logotipo de “diputadas y diputados morena”.
En esa carta incluso algunos diputados se tragaron la cortina de humo y dieron su apoyo aún cuando se les identifica con grupos distintos al de Rocío Nahle.
Los diputados de Morena que aparecen son: Raquel Herrera Bonilla, Rosalba Valencia Cruz, Claudia Tello Espinosa, Rosa Maria Alvarado Murguía, Esteban Bautista Hernández, Rosa María Hernández Espejo, Mario Alberto Torres Escudero, Paola Tenorio Adame, Martha Rosa Morales Romero, y Mónica Herrera Villavicencio.
Los diputados del PVEM que firmaron son: Angélica Peña Martínez, Itzel Aleli Domínguez Zopiyactle y Armando Antonio Gómez Betancourt.
Hoy que sus nombres están comprometidos con la aspirante que va para abajo, que algunos de ellos abandonaron los grupos políticos en los que estaban, ¿qué harán cuando el nombre del candidato al gobierno del estado sea alguién distinto a Rocío Nahle?.
En cambio, los que supieron o entendieron que esto era una jugarreta y nada más, por Morena son:
Ivón Cisneros Luján, Flora Tania Cruz Santos, María Bertha Espinoza, Rafael Hernández Villalpando, Jaime Humberto Pérez Bernabe, Valentín Reyes López, Dulce María Corina Villegas, Manuel Vázquez Arellano y Faustino Vidal.
Por el PVEM no firmaron María del Carmen Pinete Vargas y Juan Carlos Natale López.
Así pues, Rocío Nahle y sus seguidores (que no son los otros adjetivos) quisieron crear la ilusión que convenciera a místicos y terrenales.
Pero terminaron evidenciando que esto es una cortina de humo y nada más. |
|