Dos de las características del sexenio de Cuitláhuac García Jiménez son el uso de las instituciones de justicia para presionar, amedrentar y hasta para silenciar a quienes considera sus enemigos y la segunda, le molesta la crítica periodística, sobre todo cuando refleja su real talante autoritario y muy alejado de lo que debería ser el comportamiento de un gobernante demócrata.
Y en el caso de Claudia Guerrero Martínez, pertinaz columnista del estado, se concatenan las dos circunstancias, porque a la misma la citaron a la Fiscalía de Veracruz en “su carácter de investigada”, pero sin decirle porque delito, causa, razón o circunstancia.
En el citatorio que le envían se menciona un número de carpeta de investigación, pero no se dice en que consiste la misma.
En cambio si se le amenaza a la periodista con aplicarle el Código Nacional de Procedimientos Penales en su artículo 104, fracción I, Inciso c, consistente en el uso de la fuerza pública de no presentarse.
La cita era para éste martes 20 de junio, a las 11 horas, pero la periodista decidió no asistir, porque otra de las características que tiene el gobierno de Cuitláhuac García es el de que la Fiscalía, que está al servicio del gobernador, realiza detenciones de manera arbitraria y luego las justifican para que sean validadas.
La primera vez que detuvieron a la jueza Angélica Sánchez Hernández, fue en Xalapa, después de que fue citada al Poder Judicial del estado a una reunión.
Eso mismo podría ocurrir con la periodista, que la detengan bien al llegar a la audiencia o al salir de la misma.
Claudia Guerrero pidió un amparo, para poderse presentar a la audiencia a la que la requieren, y ahí conocer porque se le investiga.
Pero aún así tiene el temor de la arbitrariedad por parte de las fuerzas de Cuitláhuac García, porque pueden realizar una detención pasando por encima del amparo, como ocurrió con la segunda detención de la jueza Angélica Sánchez.
Son realidades, no miedos infundados.
Claudia Guerrero ha sido una fuerte crítica del gobierno de Cuitláhuac García, precisamente por todos los actos arbitrarios y hasta de corrupción que se han dado y mostrado en su gobierno.
La sospecha es que de alguna forma la quieren inmiscuir en el caso de la jueza a la que señalan de corrupción, pero que acusan de otros delitos.
Claudia Guerrero ha ejercido un periodismo crítico desde siempre, bastante incisivo, que la ha llevado a que los últimos cuatro gobernadores, por lo menos, se confronten con la misma: Cuitláhuac García, Miguel Ángel Yunes, Javier Duarte y Fidel Herrera.
Pero Cuitláhuac García es el que más intolerante se ha mostrado, tanto que por eso ordenó que la involucren como investigada en una carpeta de investigación ministerial.
Seguramente los integrantes del circulo inmediato del gobernador le deben estar aplaudiendo la decisión de presionar a Claudia Guerrero, porque a todos ellos los ha exhibido, en algún momento o en otro.
De hecho, la periodista mostró uno de los mensajes que un propagandista del coordinador de la fracción de Morena en el Congreso de Veracruz, le mandaba con tono intimidatorio.
Con Claudia Guerrero, tanto la Fiscalía como el gobierno del estado, quieren mantener su práctica de mala integración de las carpetas de investigación y que sean los jueces locales quienes sentencien a los detenidos.
El antecedente represivo del gobierno de Cuitláhuac García de reactivar el delito de “ultrajes a la autoridad” y de encarcelar a más de mil personas por el mismo, no se ha olvidado.
Los ejemplos de su actuar autoritario, manteniendo en la cárcel a sus enemigos políticos, siguen vigentes. Los dos casos más llamativos, Tito Delfín y Rogelio Franco, son muestras claras de que lo mejor que le sale a la Fiscalía de Veracruz es inventar delitos.
Por cierto, tampoco hay que dejar de lado que a la Fiscalía y a las fuerzas policíacas del estado las han señalado múltiple veces de utilizar la tortura y de inventar pruebas.
El ejemplo de la juez Angélica Sánchez, queda nuevamente muy bien para ilustrar esto. Cuando la detuvieron la primera ocasión le taparon la cabeza cuando la sacaban por la fuerza de su vehículo.
A la jueza la hicieron disparar un arma, para decir que había atacado a los policías que fueron a detenerla.
La invención no prosperó porque no pudieron probar los delitos que le imputaban y por eso le inventaron dos cargos nuevos: contra la fe pública y tráfico de influencias.
Por eso es que Claudia Guerrero prefirió primero tramitar un amparo y después presentarse a una audiencia por algo que la investigan, pero desconoce que es.
Porque no este estado, la ley no es la ley.
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