Marco Antonio Aguirre Rodríguez
La verdad es que el avión presidencial ni se rifa, ni se vende.
El anuncio de que se va a rifar, en realidad es un experimento para conseguir dinero además de las vías tradicionales de recaudación.
Pero más que nada es un show mediático para mantener la atención puesta en el presidente Andrés Manuel López Obrador y que su imagen no caiga en la aceptación pública.
Es decir, es un acto de populismo más.
Pero uno muy grande, muy bien montado.
Y un gran, pero en verdad gran, gran distractor de los problemas que atraviesa el país, entre ellos, el desabasto de medicamentos.
El avión presidencial es sólo el gancho, porque en realidad se van a rifar 100 bolsas de 20 millones de pesos, cada una.
Si todo sale bien, al final de la rifa quedarán algo así como 500 millones de pesos de “ganancia”.
La cantidad suena fuerte para una persona común, para un terrenal como usted o como yo. Incluso para algunos místicos.
Pero 500 millones de pesos dentro de los montos que se manejan en el gobierno federal, no son nada.
Son una minúscula fracción, apenas visible, el 0.38% del total del presupuesto anual de la Secretaría de Salud para éste 2020, establecido en 128 mil 589 millones de pesos.
Se lo pongo así:
Usted es un trabajador que tiene ingresos por 100 mil pesos al año y le ofrecieron que le van a dar un bono de productividad por el 0.38% de su sueldo anual, porque ha tenido un gran desempeño.
El bono será de 380 pesos.
Pero además, como es anual, se lo van a dividir entre los 365 días del año. Es decir, cada día le entregarán 1 peso con 4 centavos y de vez en cuando será de 1 peso y 5 centavos, para ajustar las fracciones.
¿Qué le parece su bono?.
Bueno, pues proporcionalmente es lo que le inyectarán a la Secretaría de Salud con lo que quede de la rifa.
Vamos por partes.
La idea es vender 6 millones de boletos, a 500 pesos. Esto nos da 3,000 millones de pesos.
Eso si se colocan todos los boletos.
Si se van a entregar 100 bolsas de 20 millones entre los adquirientes de boletos de la rifa, serán 2,000 millones de pesos.
Esto es, quedarían 1,000 millones de pesos.
Pero de esa cantidad –según dijo el Presidente en su mañanera de éste viernes- se reservarán 400 millones de pesos para el mantenimiento del avión durante los próximos dos años.
Quedan 600 millones de pesos.
Pero como se tienen que realizar gastos de impresión de boletos, de logística para su distribución, de promoción, pago de comisiones a los vendedores, cobro de los boletos, descuento de los boletos no pagados, y otros más (muchos más), pongamos que quedan 500 millones de pesos.
Eso es lo que sería la real “ganancia” que quedaría para la Secretaría de Salud.
¿Para que le servirán esos 500 millones de pesos a la Secretaría de Salud?.
Prácticamente, para comprar mejoralitos genéricos, nada más.
Y quien sabe si le alcance.
Una muestra.
La primer licitación consolidada de medicamentos e insumos médicos para la Secretaría de Salud, realizada en junio del año pasado, fue por 17,000 millones de pesos.
34 veces más que los 500 millones de pesos que pueden quedar de ganancia después de la rifa del avión.
Habría que rifar 34 veces el avión, con muy buenos resultados, para pagar tan sólo una licitación.
Rifar 34 veces el avión.
Para una licitación –sólo una-, nada más.
Pero además aún falta por pagar 2,724 millones de pesos como parte de la renta acordada hasta 2027 con la aerolínea Boeing, la real propietaria del avión.
Así pues, los 500 millones que restan, tampoco alcanzan para cubrir ese requerimiento de dinero.
Por eso es que esto de la rifa es un experimento para explorar si esta puede ser un medio alterno ideal para recolectar más dinero.
Pero la real y verdadera ganancia de esto de la rifa, es, sobre todo, una maniobra publicitaria para mantener vigente la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador.
O sea, es un grandísimo acto de populismo.
El avión no se puede rifar, porque no es del gobierno de México, pero si es un buen gancho propagandístico.
Por eso es que el avión ni se rifa, ni se vende.
¿Cómo la ve? |
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